Washington, Estados Unidos.
Al acercarse la reapertura del Congreso en setiembre, el presidente estadounidense Donald Trump confronta y critica abiertamente la supuesta inacción de los líderes de ambas Cámaras que son de su propio Partido Republicano.
El tono de la controversia entre Trump y el jefe de la mayoría del senado Mitch McConnel subió a comienzos de agosto, señaló el diario The New York Times. McConnel fue blanco de críticas y discutió con varios senadores rebeldes, entre ellos John McCain.
Y el jueves Trump cargó contra McDonnel y el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, los dos hombres que mandan en el Congreso. Para el presidente no están haciendo bien su trabajo, según lo hizo saber en sus tuits.
Washington aún está bajo la calma estival y solo Trump ha vuelto a trabajar tras las vacaciones. Los legisladores retornan el 5 de setiembre al Congreso.
La próxima sesión del Congreso tiene dos grandes temas en el orden del día: el presupuesto de 2018 y el aumento del tope de endeudamiento del gobierno federal. Ambos asuntos tienen una misma fecha límite: el último día de setiembre.
La Casa Blanca exige que la ley de financiamiento del gobierno federal incluya fondos para construir un muro contra la inmigración en la frontera con México.
Los demócratas se oponen y aunque son minoría pueden bloquear la iniciativa en el Senado. Si eso ocurre, el gobierno dejaría de funcionar (shutdown) el 1 de octubre por falta de fondos. Actualmente el gobierno tiene financiamiento hasta el fin del año fiscal, o sea el día 30 de setiembre.
Si para entonces no hay un acuerdo, el 1 de octubre cientos de miles de empleados públicos no esenciales estarán impedidos de ir a trabajar, como ya ocurrió en 2013, y se desataría una crisis de alto costo político para los republicanos.
Los desafíos del techo de la deuda son monumentales. El Congreso determina la cantidad máxima que el gobierno federal puede pedir prestado y esa cantidad es aprobada tras diversas concesiones, por ejemplo algunos exigen que los gastos sean más austeros.
Si no se aprueba el techo, Estados Unidos podría entonces caer en el primer default de su historia y se desataría una catástrofe de magnitud mundial en los mercados.
- Detener el caos -
Tras reprochar a McConnell y Ryan de no seguir sus consejos sobre la estrategia legislativa para aprobar lo del endeudamiento, Trump tuiteó el miércoles: "Podría haber sido muy sencillo. Ahora es un lío".
Un par de horas más tarde, Trump volvió a Tweeter y en un mensaje a McConnel demostró que aun no digirió la derrota de su proyecto de derogación del seguro de salud conocido como Obamacare: "El único problema que tengo con Mitch McConnel es que tras hablar de la abrogación (del Obamacare) durante 7 años, ¡fracasó¡"
Esa tensión entre una Casa Blanca y un Congreso controlados por el mismo partido es algo inusual y, especialmente, cuando apenas se está transitando el primero de los cuatro años de mandato del presidente.
Ambas partes trataron de apaciguar los ánimos el miércoles con menciones a la convergencia de objetivos comunes, entre ellos una gran reforma fiscal.
Los jefes del Congreso buscaron transmitir tranquilidad a los agentes económicos.
"No hay riesgo alguno -cero- de que el techo de la deuda no sea aumentado", dijo el lunes McConnell.
"No creo que sea necesaria la parálisis. La mayoría de la gente, incluidos nosotros, no la quiere", dijo por su parte Ryan el miércoles.
La oposición demócrata disfruta con las peleas entre los republicanos.
"Los republicanos deben detener el caos y ponerse rápidamente de acuerdo. Está en juego la reputación financiera de Estados Unidos", dijo la jefa de los demócratas Nancy Pelosi.