El alcalde de Zapotlanejo, Gonzalo Álvarez Barragán, se trajo los guantes al sótano. Afirma que no se colgó de la fama de su hermano, el “Canelo” Álvarez, para llevarse esa docena de sabrosísimos votos que lo pusieron al frente del Ayuntamiento tras un cierre electoral de fotografía, y además le canta un tiro a los sotaneros debido a su mala costumbre de interrumpir a políticos con la lengua suelta.
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