Sabino: fiesta en casa desde el Teatro Diana
Fotografía: Jorge Dalca




Guadalajara,Jalisco

8:00 PM en punto y el ambiente de fiesta afuera del recinto de la Universidad de Guadalajara ponía de manifiesto que sería un show energético, la buena onda destilaba entre amigos cuando una señorita en tono amable, sonido local, mencionó que era la tercera llamada y que se debía entrar para disfrutar el show. No sabíamos lo que nos esperaba: brutal en su interpretación con el público.

Pablo Castañeda así es, un rebelde del pop, lleno de sarcasmo, crítica hacia su persona y su pasado amoroso, humor al mil por ciento. Sabino, cobijado por su ciudad natal y apoyado por su familia a quien en varias ocasiones hizo referencia en el escenario haciendo bromas y honorando a sus abuelos y padres, provocó que la gente sintiera íntimo un show donde el Teatro Diana era solo el pretexto, parecía toda una fiesta en jardín con cientos de amigos, cantando las canciones mientras mamá se hacía presente para corear tus piezas musicales que escuchó una y otra vez desde tu cuarto.

Espectáculo único con una semblanza audiovisual a la historia de Pablo. Así arrancó el show como si viajáramos en el tiempo, nos habló con un video que preparó indicándonos su amor por la música, el telón se abrió y la fiesta comenzó sin titubear.

Un show que define el sonido de Sabino con banda en vivo, con amigos músicos invitados que, en este punto, su elección por talento tapatío fue formidable. Tibu Santillanes, Chemin y Cristrombon fueron los metales adecuados para ponerle un sonido bien pulido al sab-hop. También Dan Solo bailó y provocaba a la orquesta que era una estética en el escenario de antaño con un toque especial, entre rosas y globos de corazón que ejecutaba bien el nombre del show “los enamorados”.

Llegaron los Master Plus a poner orden en la sala, los recibieron entre aplausos y gritos que eran más bien una punta de lanza a que guardáramos silencio porque en la ruptura amorosa siempre hay un vacío que debe llenarse con música y baile. Así fue, las percusiones sonaron y “el castigo” llegó, canción que puso a cantar a todos.

La herramienta de Sabino es la lírica fuerte y un rap que ejerce como base y pretexto, pretexto para hacer lo que le gusta, rock. Fiesta entre amigos, cantando y bailando en una noche que parecía hip-hop y terminó siendo sab-hop.