Roma, Italia.
"Es raro ver una ciudad toda en obras", coincide Clara, de 20 años y la hermana de Maxime, cinco años mayor. La joven visita por primera vez la Ciudad Eterna que, pese a todo, "sigue siendo muy bonita".
Desde las fuentes de la plaza Navona hasta el entorno del Panteón, pasando por las orillas del río Tíber, los trabajos de renovación se multiplican en Roma antes del Jubileo 2025, en el que la ciudad espera acoger 33 millones de peregrinos.
- Organizado cada 25 años por la Iglesia católica, el Jubileo se considera un tiempo de conversión y penitencia para los fieles y va acompañado de una larga lista de eventos culturales y religiosos como misas, exposiciones, conferencias o conciertos.
En la tienda oficial, a dos pasos del Vaticano, los trabajadores acogen a los turistas con folletos informativos y calendarios. En el escaparate ya hay expuestos cantimploras, gorras o camisetas con el logo oficial del evento, que incluso dispone de mascota propia.
Pero a un mes de que el papa Francisco abra el 24 de diciembre la puerta santa de la basílica de San Pedro, el inicio oficial de este "año santo", los preparativos parecen lejos de su fin.
En cada esquina se encuentran excavadoras y peones restaurando monumentos. Las radiales zumban detrás de las vallas. El traqueteo ensordecedor de los martillos mecánicos se mezcla con el bullicio del tráfico. Las estatuas de mármol son recubiertas con un panel de corcho o recubiertas de láminas de plástico.
"Esto hace la visita de la ciudad muy difícil (...) Es una pena", dice a la AFP Susanna Catellani, una italiana de 22 años venida de Módena, en el puente Sant'Angelo, cuyas estatuas están escondidas detrás de andamios.
"Un desastre en toda Roma"
En redes sociales, algunos aprovechan el filón de las numerosas publicaciones sobre el encanto de la "dolce vita" romana para mofarse de la situación, con fotografías delante de los monumentos en obras.
"Cuando visitas Roma en el peor momento", se lee en una de estas publicaciones en Instagram, que reúne miles de "me gusta".
Más allá del impacto estético, los preparativos del evento obstaculizan también la circulación: taxis y VTC son cada vez más escasos, los autobuses son incluso menos fiables de lo habitual y los conductores entran en cólera ante las calles cortadas o desviadas en una ciudad donde el coche es el rey.
"Es un desastre en toda Roma", se indigna Tiziana Renzetti al volante de su auto que a veces tarda dos horas para recorrer 10 kilómetros. "El Jubileo, no quiero ni pensar en ello".
"El tráfico no hace más que empeorar", afirma Marco Palmigiani, un taxista de 60 años. "Roma va a estallar", alerta.
Sin embargo, los organizadores intentar transmitir tranquilidad y aseguran que todo estará listo a tiempo.
Según la alcaldía, "se han alcanzado ya todos los principales objetivos e hitos". El 7 de noviembre de 2024, se habían inaugurado solamente 105 obras de las 249 intervenciones previstas en la zona de la capital.
"El porcentaje de aperturas alcanzará el 70% a finales de 2024 y el 90% en el primer semestre de 2025", afirma el consistorio.
"La ciudad se ha preparado para ofrecer una imagen todavía más bella de la que Roma ya tiene y poco a poco las obras que han puesto a prueba la paciencia de todos estos meses desaparecerán", dijo a finales de octubre monseñor Rino Fisichella, principal responsable de la organización.
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