Perder agrobiodiversidad compromete seguridad alimentaria y salud humana
Fotografía: Gobierno de Perú




Guadalajara, Jalisco.

Procurar que exista una amplia variedad en plantas silvestres de interés alimenticio y las domésticas, conocida como agrobiodiversidad, fortalece la seguridad alimentaria y la dieta humana, pues esta riqueza dota a las especies de mayores estrategias genéticas para hacer frente a cambios climáticos o a futuras epidemias que impacten al reino vegetal.

Sin embargo, de acuerdo Alicia Mastretta Yanes, investigadora de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), las actuales formas de producción de alimentos han sacrificado la agrobiodiversidad, lo que reduce drásticamente las alternativas de alimentación mundial.

“Históricamente los seres humanos hemos utilizado alrededor de 7 mil especies para la alimentación a nivel mundial, entre todos los países. Sin embargo hoy en el mundo pasamos a 150, fíjense de 7 mil posibilidades a solamente 150 y la mayoría de la gente solamente consume 15 de estos cultivos a lo largo de un año y si se fijan la producción de carbohidratos está sesgada a muy pocos cultivos, tenemos el arroz, el maíz y el trigo y son los que llevan la mayor producción, estamos poniendo todos nuestros huevos en dos canastitas, o en tres canastitas nada más”, mencionó.

El riesgo que la catedrática planteó al seguir reduciendo la variedad de vegetales cultivados, además de propagarlos de manera vegetativa que empobrece el acervo genético de la especie como actualmente ocurre con el plátano, es que el brote de una nueva enfermedad arrase con cultivos completos como en la antigüedad, causando hambrunas y crisis alimentarias.

“A las biólogas nos gusta decir que mantener la diversidad es como tener un seguro en contra de cambios ambientales inesperados, porque no sabemos a qué enfermedad va a ser susceptible alguno de nuestros cultivos, sin embargo si tenemos muchos distintos, la probabilidad de que todos sean susceptibles a lo mismo baja, entonces al tener diversidad tenemos una mejor capacidad de enfrentar el riesgo porque bajamos la probabilidad de que todo nuestro cultivo sea vulnerable a esa nueva enfermedad”, comentó.

Mastretta Yanes comentó que para proteger la agrobiodiversidad es necesario que se conozca más sobre ella y que se mantengan las prácticas que la fomentan, como los policultivos en donde se aprovechan diferentes especies vegetales.

Además llamó a reconsiderar la forma en que se mide la productividad en el campo para que no sea solo extractiva.

“Es complejo pero creo que nuestro sistema de producción de alimentos y ojalá a eso ayude la nueva normalidad cuando terminen las cuarentenas, se enfoque no nada más en enfoques reduccionistas pensando en la productividad de tonelada por hectárea sino que empecemos a integrar otros productos y servicios ambientales y evolutivos que pueden producirse en sistemas de agricultura que sean amigables con el medio ambiente y fomenten la diversidad”.