Guadalajara, Jalisco.
El Centro de Aislamiento Voluntario de Villa Primavera fue una salvación para Vanesa Ramos, quien fue contagiada de COVID-19 por un compañero de trabajo y temía propagar el virus en su familia.
La trabajadora del Centro de Investigación Biomédico de Occidente – donde se procesan las pruebas de detección del coronavirus- encontró en este servicio de la Universidad de Guadalajara (UdeG) el apoyo que no tuvo de sus propios compañeros en el IMSS, donde recibió un trato inhumano en la atención de primer contacto.
Tras 13 días de estadía en Villa Primavera, la bióloga en investigación médica, quien tuvo únicamente síntomas de diarrea fue dada alta el domingo y regresó a casa con una grata experiencia.
“Si hubiera una palabra más grande que excelente la podemos poner, por favor. Es excelente el trato, los médicos están al pendiente de ti. Te hablan de una a dos veces al día, aquí te dan el equipo para tomar la presión, oxímetro para estar tomando tu oxígeno y un termómetro. Ellos te hablan durante el día, la hora es variada, pero te están monitoreando”.
Al ingresar a estas instalaciones, los pacientes portan únicamente ropa quirúrgica desechable. Durante su estancia deben cumplir un reglamento que los hace corresponsables de la limpieza de su habitación y del cambio de blancos.
Desde la comodidad del cuarto con vista al bosque- en muchos de los casos- hasta la alimentación del Centro de Aislamiento Voluntario de Villas Primavera permitió a Vanesa Ramos a hacer llevadero el aislamiento, lo único complicado durante su estancia para superar al COVID-19.
En esos días se enteró de la muerte de un compañero enfermero intensivista del Centro Médico de Occidente, lo que fue un duro golpe anímico.
“El miércoles yo entré aquí, jueves, viernes y el sábado troné, no quería no contestar llamadas, fue un día de llorar, llorar y llorar. El miércoles que me enteré de la muerte de Pepe otra vez, pensar que estás en el hilito, pensar que vas a salir a la calle, que tu sistema inmunológico no está completamente sano porque tuvimos un virus, aunque no fui sintomática de todos modos mi sistema inmunológico está bajo y no sé qué dañó puede tener mi pulmón”.
En las habitaciones, los pacientes tienen acceso a material de juegos de destreza y activación física para mantener su mente ocupada durante el encierro.
El Hotel Villa Primavera se convirtió en un Centro de Aislamiento Voluntario por COVID-19 para romper la cadena de contagios en el núcleo familiar. Los casos que recibe son de síntomas leves o asintomáticos.