Bruselas, Bélgica.
La Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) reaccionaron este viernes con energía a la remoción de boyas de demarcación de la frontera fluvial entre Rusia y Estonia, un incidente que en la víspera tensionó aún más las relaciones entre ambos países.
El gobierno estonio aseguró el jueves que guardias fronterizos rusos retiraron unilateralmente las boyas que delimitan la frontera en el río Narva.
En un comunicado, el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, dijo que lo ocurrido es "parte de un padrón más amplio de comportamiento provocativo y acciones híbridas por parte de Rusia".
"Tales acciones son inaceptables", expresó Borrell en un comunicado.
Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó en la red X que la alianza militar es "solidaria con nuestra aliada Estonia ante cualquier amenaza a su soberanía".
Rusia ha cuestionado en diversas oportunidades la ubicación de aproximadamente la mitad de esas boyas en el río Narva, utilizadas para evitar que los navíos se desvíen accidentalmente hacia aguas del otro país.
La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, anunció que su país aún intenta aclarar la situación con Rusia.
A su vez, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Estonia informó que trataba lo ocurrido como un "incidente fronterizo provocativo".
- Durante medio siglo Estonia formó parte de la Unión Soviética, y desde su independencia, en 1991, las relaciones con Moscú han sido difíciles, cuadro que se agravó después que el pequeño país se sumó en 2004 a la UE y a la OTAN.
Esas tensiones se acentuaron dramáticamente en 2022 ante la invasión de Rusia a Ucrania, en un conflicto ante el cual Estonia adoptó un tono altamente crítico de Moscú.
En febrero de este año la web del ministerio ruso de Interior anunció que el gobierno había lanzado una orden de búsqueda contra Kallas por "insultar la historia" rusa.
En los tres países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) viven minorías rusas, que según Moscú son oprimidas.