Tokio, Japón.
Mayuko Kashiwazaki, vestida de quimono, pronuncia sus líneas en tono gutural y baila con gracia sobre un escenario en el papel principal de una obra de teatro japonés Noh, en el que, extrañamente, la mayoría de los artistas son mujeres.
El Noh, con sus trajes elaborados y máscaras hechas a mano, es un estilo teatral que data del siglo VIII, uno de los más antiguos del mundo aún vigentes.
A diferencia del kabuki, otro estilo de teatro clásico japonés, o la lucha sumo -ambos firmemente masculinos- el Noh ha estado abierto a artistas de ambos géneros por más de un siglo.
Pero la presencia de mujeres sigue siendo raro en el mundo tradicional Noh, donde los padres a menudo pasan la vocación a sus hijos.
Las mujeres representan solo 15% de los 1.039 actores y músicos registrados con la Asociación de Artistas Nogaku.
Y sus oportunidades de aparecer en el escenario son "relativamente limitadas", dijo Kashiwazaki, de 43 años, a AFP.
"Una razón es que el público del Noh suele ser mayor, y suele verlo como una forma de arte masculino", comentó.
Pero ahora es tiempo "de que las mujeres reflexionen sobre su futuro en el Noh y tengan un papel en la construcción de ese futuro".
Kashiwazaki interpretó el personaje principal en "Dojoji", un célebre drama sobre la venganza de una mujer traicionada, el fin de semana pasado en el Teatro Nacional Noh de Tokio.
Con un quimono bordado con motivos de grullas, la artista enmascarada pronuncia sus líneas en un canturreo arcaico.
Tras ocultarse detrás de una campana de templo budista de utilería, emerge transformada en un personaje demoníaco en forma de serpiente con mechones salvajes y ardientes de cabello rojo.
Dramas líricos
Kashiwazaki, impulsada por su mentor, intentó hallar tantas mujeres como fuera posible para la producción.
"'Dojoji' es una pieza sumamente importante para los actores Noh", explicó Kashiwazaki, y "tienes que tener mucha suerte de poder interpretarlo aunque sea una vez en tu vida".
"Como tuve la suerte de tener esta oportunidad, pensé que sería genial montarla con otras mujeres artistas", dijo.
Yoko Oyama, quien tocó un tambor de mano en la pieza, dijo que era raro ver "tantas mujeres en el coro y entre los músicos en el escenario".
- Pero para algunos personajes, incluido el actor de apoyo o "waki" en el Noh -a menudo un personaje de monje o sacerdote- no había mujeres disponibles, así que lo interpretó un hombre.
"Las mujeres no interpretan el 'waki' (...) Siempre tiene que ser así", comentó a AFP el mentor de Kashiwazaki, Yasuaki Komparu de 72 años.
Komparu, descendiente de una de las cinco familias de las que han salido generaciones de actores Noh, descubrió a Kashiwazaki cuando estudiaba Noh.
A ella le encantaban los dramas líricos y la actuación estilizada en escenarios minimalistas.
"Me fascinaba lo genial que se veía esta forma artística japonesa, y pensé que solo lo podría entender si yo misma participaba", comentó.
Círculo vicioso
La primera mentora de Kashiwazaki intentó disuadirla de hacer Noh, tras sufrir las dificultades que viven las mujeres en este arte antiguo.
Reconocido por la Unesco como "patrimonio cultural inmaterial", el Noh desarrolló su forma actual en la era Muromachi, 1336-1573, un período en el que había mujeres entre sus artistas.
En la era Edo, de 1603 a 1868, el apoyo de los shogun permitió aumentar la popularidad del Noh.
Pero las mujeres tenían prohibido aparecer en el escenario por las reglas oficiales de moralidad que reprimían las libertades individuales.
Solo al final del siglo XIX es que las mujeres volvieron a ser admitidas en el Noh, pero debieron esperar hasta 1948 para ser reconocidas como profesionales.
"Hay actores no extraordinarios, hombres y mujeres, pero el público tiende a buscar cierto tipo de Noh, con una idea fija de lo que debe ser", indicó Kashiwazaki.
Esa falta de oportunidades crea un "círculo vicioso" porque no pueden acumular experiencia para avanzar sus carreras, explicó.
Después de la presentación del sábado, el espectador Kazuaki Ieda, de 40 años, dijo estar "muy interesado y emocionado" con la presentación.
"Creo que este puede ser el futuro del Noh en Japón", opinó Ieda.