Guadalajara, Jalisco.
Su vocación es la medicina y su mayor satisfacción ayudar a que los pacientes se sientan
mejor, recuperen la salud. También son madres e independientemente de lo que pase en el hospital, sus hijos las esperan en casa para compartir la comida, platicar sobre cómo fue la jornada o simplemente hacerse compañía.
Aunque sus rutinas suelen ser apresuradas, esta pandemia de coronavirus ha trastocado
drásticamente los hábitos de las madres dedicadas a la salud. Ahora han redoblado sus
medidas de seguridad sanitaria al estar en la interfaz de la zona de batalla médica y sus casas, lo que les impide algo tan sencillo como llegar y recibir los abrazos de sus hijos, pues tienen que postergarlos hasta que se quitan el cubrebocas y se duchan.
Claudia Zedillo Esparza, jefa de enfermeras del Hospital Civil Nuevo, incluso se mudó de casa para no poner en riesgo a su hija y nieta, con quienes compartía su vivienda.
“Actualmente yo estoy viviendo en un departamento sola precisamente para separarme de la familia como medida de seguridad, es algo que nos impacta porque son nuestros hijos y queremos estar cerca de ellos (...) Implica un gasto adicional porque hay que pagar servicios en ambas casas, estar al pendiente que no les falta nada a los hijos”.
Claudia es madre de dos y para poder desempeñar su carrera profesional sin descuidar a sus hijos, desde hace 26 años ha trabajado en el turno de la noche en el Hospital Civil, pues considera que solo así puede estar al pendiente de ellos, aunque esto implique sacrificar su sueño de noche.
Otra madre y médico es Ivette Carrazco Martínez, adscrita al Centro Médico de Occidente,
quien ha tenido que marcar distancia con su hija de solo cuatro años para no ponerla en riesgo al llegar a casa.
“No me quería decidir a ser mamá y hasta los 39 años tuve a mi hija, tengo una niña de cuatro años que vino a cambiarme toda la vida porque hoy hay que salir corriendo, llegar a casa, dar de comer, hacer aseo, tareas en estos tiempos de covid y está la vida completamente al revés”.
“Está triste cuando me ve llegar porque sabe que no me puede abrazar, que hoy no podemos tener esta convivencia tan fraternal que siempre hemos tenido y esto lo hace un poquito estar triste porque esto lo hace mención, estoy triste porque no te puedo abrazar del todo, pero en general es una niña que entiende y admira mucho la profesión, ella quiere ser doctora también”, comenta Ivette Carrazco.
“Tú corazón duele, nosotros los médicos decimos que el corazón no duele pero cuando tienes hijos aprendes que sí duele”, añadió.
Con el 10 de mayo en puerta, ambas profesionales de la salud saben que este año será distinto a los demás, los abrazos, convivios o salidas a comer serán para otras fechas donde el calor familiar no ponga en riesgo su salud.
"Aunque uno quiera reunirse con la familia hay que entender que son medidas de seguridad sobre todo para las personas mayores, sobre todo para ellos en este caso mis papás no los voy a poder visitar, yo espero que ellos entiendan. Uno que está de cerca en esta situación sabe las consecuencias".
"Que para este 10 de mayo las mamás, las que están en casa que trabajan mucho y las que trabajamos en horario de oficina que checamos entrada y salida, que lo disfrutemos en casa, que hagamos un 10 de mayo que podamos sentirnos felices dentro de nuestro hogar y lo hagamos como algo anecdótico, esto quizá no lo volvamos a ver".