Ciudad de México, México.
La madre y la hermana de Pilar Garrido, asesinada en México en julio del 2017, testificaron hoy por videoconferencia en favor del marido y presunto asesino de la española, Jorge Fernández, informaron fuentes judiciales.
"Han dicho abiertamente que ellas creen en la inocencia de Jorge, han pedido que se encuentre al o los culpables y han expresado que la investigación no les ha demostrado la responsabilidad de Jorge", dijo a Efe el abogado defensor Jesús Eduardo Govea, en entrevista telefónica desde Ciudad Victoria, capital del nororiental estado de Tamaulipas.
El juicio se reanudó hoy tras su suspensión a mediados de diciembre por el asesinato a mano armada y en una calle de Ciudad Victoria de un magistrado del caso y una de las fiscales.
Govea destacó que en la audiencia, que duró alrededor de dos horas y media, madre y hermana de la valenciana detallaron cómo era el entorno familiar y la relación de pareja.
Recordó que la madre, Rosa María Santamans, acudió a México poco después del suceso.
De acuerdo con Jorge Fernández padre, la participación de las familiares de Garrido versó sobre la relación de la pareja.
"Conocían muy bien a Jorge, y en la relación entre ellos les constó que nunca vieron ningún problema familiar, que eran una pareja bonita, que se querían y amaban", indicó el padre del acusado a Efe.
Además, según explicó, la hermana de Pilar, Raquel, denunció que, al estudiar el expediente integrado por la Fiscalía estatal, encontró muchas inconsistencias.
"Ellas están completamente seguras que no lo hizo y quieren saber la verdad. Quién fue y cómo fue", agregó.
Explicó que el juicio proseguirá mañana con dos peritos de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), quienes hicieron un análisis forense a petición de la defensa y consideran que no hay motivos para determinar la causa de la muerte de la española.
Con la declaración de estos dos expertos, terminaría mañana el desahogo de pruebas en este juicio que comenzó el pasado 30 de agosto.
Pilar Garrido desapareció el 2 de julio de 2017 cuando viajaba con su marido y su bebé en coche de regreso a Ciudad Victoria, tras pasar unos días en la playa.
A finales de julio se encontraron restos óseos y jirones de ropa cerca del lugar de la desaparición, y 15 días después las pruebas de ADN permitieron identificar a la valenciana.
El caso dio un vuelco cuando la Fiscalía estatal detuvo a Fernández el 29 de agosto de 2017, alegando contradicciones en sus declaraciones.