Los olvidados de la tragedia de Ayotzinapa
Fotografía: EFE/José Luis de la Cruz




Tixtla, Guerrero.

La tía Bertha es conocida por muchos por el lazo de colores que lleva siempre en su cabello. Asegura que con ello se retira el pelo de un rostro en el que se aprecian los años buscando justicia por el asesinato de su hijo Julio César, a quien mataron aquella noche del 26 de septiembre de 2014, en la que fueron asesinados tres estudiantes y otros 43 permanecen en paradero desconocido.

Julio César es uno de los olvidados de la tragedia de Ayotzinapa, que cumple esta semana su octavo aniversario.

"¿De qué me sirve saber dónde está mi hijo enterrado? ¿Acaso, mi hijo va a salir de esa tumba y me va a decir 'mami, ya estoy acá, ya no llores, ya estoy contigo'?", expresa en entrevista Bertha Nava.

Fotografía: EFE/David Guzmán

La tía Bertha recibe en la casa donde vive con su hija y su nieta, en el municipio de Tixtla, al que se llega recorriendo una carretera que no se recomienda atravesar en la noche por su peligrosidad.

El narco está presente en casi todos los rincones de la zona, donde la vegetación es frondosa y de un verde muy intenso. Igual de intenso que los colores del lazo que porta la Tía Bertha siempre que habla públicamente y que se ha convertido para muchos en un símbolo de lucha.

La madre de Julio César relata con un sorprendente estoicismo -aunque con momentos de quiebre- lo que recuerda de la noche en la que su hijo y decenas de estudiantes fueron atacados sin clemencia por policías y militares.

Tiene otros tres hijos, pero asegura que con la muerte de Julio César perdió para siempre una parte de su corazón.

"Como padres no nos podemos olvidar (de lo sucedido) porque nos hacen falta...

en nuestra casa, nos hacen falta en nuestra mesa, en nuestra vida. (...) Mis otros tres hijos son mis hijos, pero me falta ese pedacito de corazón que me arrebataron", sentencia la mujer, sentada en un jardín lleno de plantas y flores, junto a un cartel con el rostro de su hijo y de sus compañeros asesinados, Daniel Solís Gallardo y César Mondragón Fontes.