Los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres están en peligro en el mundo, advierte la ONU
Los cuerpos de las mujeres se convirtieron en campo de batalla política, poniendo en peligro los avances en materia de salud sexual y reproductiva de los últimos 30 años, advirtió la ONU. Foto de Katie Godowski: https://www.pexels.com/es-es/foto/ciudad-gente-en-pie-de-pie-14051242/




Ginebra, Suiza.

Los cuerpos de las mujeres se convirtieron en "campo de batalla" política, poniendo en peligro los avances en materia de salud sexual y reproductiva de los últimos 30 años, advirtió la ONU en un informe este miércoles.

Aunque las tasas de mortalidad materna y de embarazos no deseados no han dejado de disminuir, los avances en materia de derechos sexuales y reproductivos se están ralentizando o incluso estancando, alerta el reporte del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Hace 30 años, en una conferencia celebrada en El Cairo, 179 países se comprometieron a convertir los derechos sexuales y reproductivos en un eje central del desarrollo sostenible.

Esto "abrió el camino a décadas de progreso", explica Natalia Kanem, directora ejecutiva del UNFPA, en este informe sobre el estado de la población mundial.

Desde entonces, el número de mujeres que utilizan anticonceptivos se duplicó y al menos 162 países promulgaron "leyes contra la violencia doméstica", indica Kanem.

Pero a pesar de los avances, millones de mujeres y niñas se han visto privadas de estos beneficios debido a consideraciones sobre su identidad u orígenes. En su informe, el UNFPA cita como obstáculos al "racismo, el sexismo y otras formas de discriminación".

Por otro lado, Kanem asegura que "una parte del problema actual reside también en el deseo de politizar el cuerpo de las mujeres y convertirlo en un campo de batalla".

La responsable cita, en una rueda de prensa, el ejemplo del aborto o de las cuestiones en torno a la fertilidad y lamenta que "la reproducción humana esté politizada".

Su valoración es amarga: "El progreso se está ralentizando y, en muchos aspectos, incluso se ha estancado por completo" y podría invertirse.

El informe advierte que no se ha registrado ninguna reducción de la mortalidad materna desde 2016 y que en un número alarmante de países las tasas aumentan. También señala que la violencia de género sigue generalizada.

Además, casi la mitad de las mujeres todavía no pueden tomar decisiones sobre su propio cuerpo ni ejercer sus derechos de salud sexual y reproductiva.

Aborto y presiones políticas 

Preguntada sobre el derecho al aborto, uno de los temas centrales de la campaña electoral en Estados Unidos este año, Kanem subraya que la ONU no se pronuncia sobre políticas estatales.

Pero para ella está claro "que los abortos realizados en malas condiciones son una de las principales causas de los elevados niveles de muerte materna en el mundo".

"Los esfuerzos para proteger las vidas y el bienestar de las mujeres y las niñas no deberían estar sujetos a presiones políticas ni detenerse dependiendo del gobierno de turno", añade.

Otra preocupación, según Kanem, es la mutilación genital femenina, que aumentó un 15% en el mundo desde 2016.

El último ejemplo es Gambia, donde el Parlamento empezó a examinar en marzo un proyecto de ley para levantar su prohibición.

El informe también muestra que las desigualdades dentro de las sociedades y los sistemas de salud son cada vez mayores.

Las mujeres pobres, que pertenecen a minorías étnicas o al colectivo LGTB+, que sufren discapacidades o viven en un país en conflicto, corren un mayor riesgo de verse confrontadas a problemas de salud sexual y reproductiva.

Como ejemplo, una mujer africana que sufre complicaciones durante el embarazo o el parto tiene aproximadamente 130 veces más probabilidades de morir que una mujer que vive en Europa o América del Norte.

El informe también subraya la persistencia de focos de desigualdad dentro de los países o de regiones.

  • En el continente americano, las mujeres afrodescendientes tienen más probabilidades de morir durante el parto que las mujeres blancas y en Estados Unidos tienen una tasa de mortalidad materna tres veces mayor que el promedio nacional.