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Washington, Estados Unidos.
El "televangelista" Billy Graham, conocido como el "pastor de los presidentes" y de Estados Unidos, falleció hoy a los 99 años tras una vida marcada por su influencia en la Casa Blanca y en la vida de varios millones de personas de todo el mundo.
El líder religioso murió este miércoles a las 08.00 hora local (13.00 GMT) en su casa de Montreat (Carolina del Norte), lugar en el que se retiró junto a su esposa Ruth en 2005, tras seis décadas en las que lideró la evolución de la religión evangélica en el país y en el mundo gracias a su carisma.
A pesar de que el motivo del fallecimiento de Graham no fue oficialmente revelado por sus portavoces, el anciano pastor sufría de cáncer de próstata y Párkinson y había sido sometido a varias operaciones quirúrgicas cerebrales en los últimos años.
Desde la presidencia de Harry Truman (1945-1953), Graham se reunió, rezó y aconsejó a los doce presidentes que pasaron por la Casa Blanca desde entonces, sin importar que fueran demócratas o republicanos.
A pesar de que fue admirado por cada uno de los hombres que comandaron al país desde el Despacho Oval, es conocida su estrecha relación con los presidentes Richard Nixon (1969-1974), Bill Clinton (1993-2001) y George W. Bush (2001-2009), entre otros.
Entre algunos de los eventos más rememorados, Graham aconsejó en 1998 al expresidente Clinton durante el escándalo sexual que le relacionó con una becaria de la Casa Blanca, Monica Lewinsky; y ayudó al exmandatario Bush hijo a dejar el alcohol, según reveló años después su mujer, Laura Bush, en una entrevista con la famosa periodista Oprah Winfrey.
El actual presidente, Donald Trump, se refirió hoy a Graham como "un hombre muy especial" y aseguró que "no había nadie" como él.
"El GRAN Billy Graham está muerto. ¡No había nadie como él! Él será extrañado por los cristianos y todas las religiones. Un hombre muy especial", tuiteó el mandatario tras conocer a primera hora de la mañana el fallecimiento del veterano "televangelista".
Algunos expresidentes vivos, como George Bush padre (1989-1993) y Jimmy Carter (1977-1981), reconocieron también la "enorme influencia" que tuvo Graham en su vida espiritual.
Además de ser amigo personal de varios presidentes de Estados Unidos y de haber incidido en sus vidas y decisiones, se calcula que el reverendo evangelizó a 3 millones de personas de 185 países diferentes, según datos de la Asociación Evangelista BillyGraham.
Uno de los discursos más conocidos que ofreció Graham fue tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, momento en el que él fue el encargado de la intervención principal en la Catedral de Washington en el llamado "Día Nacional de Oración y Recuerdo".
En su última aparición frente a una multitud, en junio de 2005 en la ciudad de Nueva York, Graham atrajo a 242 mil personas al parque público Flushing Meadows; de los que casi 9. mil empezaron a creer en Cristo en ese momento, según reportaron entonces los medios locales.
Esos sermones fueron algunos de los innumerables discursos que dio el pastor a lo largo de su vida, que también redactó columnas en diarios a menudo y escribió un total de 24 libros, incluida una autobiografía.
Graham destacó también por haber sabido aprovechar la revolución tecnológica de las últimas décadas para llevar su mensaje a una amplia audiencia internacional.
Su hijo, Franklin Graham, tomó el relevo en 2005 al frente de la asociación evangelista para seguir con la labor que hizo su padre, pero muchos expertos han criticado su falta de tacto en temas sensibles como la comunidad LGTB o la religión musulmana.
Al contrario que su padre, que siempre optó por dar a conocer su fe sin prejuicios, Franklin se ha caracterizado por entrar en polémicas en los últimos años y ser un colaborador habitual de la cadena televisiva Fox News.
Precisamente, una entrevista televisada en el 1969 con el director Woody Allen en horario de máxima audiencia es uno de los episodios que quedarán siempre en la memoria histórica de la vida y el talante de Graham.
En esa entrevista, las dos personalidades discutieron y hablaron sobre sexo, Dios y drogas en una conversación con un tono humorístico, pero siempre desde el respeto mutuo que se tenían Allen y el "reverendo de los presidentes".