Río de Janeiro, Brasil.
Con las Fuerzas Armadas desplegadas en la calle, aplicación de multas y la aprehensión de vehículos y bienes privados, el Ejecutivo brasileño busca enfrentar la huelga de camioneros que este sábado cumple su sexto día, y afirma que está en vías de normalizar la situación.
El ministro de Seguridad, Sérgio Etchegoyen, precisó en una rueda de prensa que "estamos caminando en vías de normalizar la situación (...) no es rápido".
Explicó que se dio prioridad a aeropuertos, termoeléctricas y que se reinició el abastecimientos de insumos en centros de salud, donde la paralización afectó el sistema de traslados para trasplante de órganos.
El Ejecutivo ya había advertido que aplicaría multas a los camiones que participaran de la huelga estando destinados a transportar medicamentos y material sanitario.
El ministro de Defensa, Raul Jungmann, dijo que hasta el momento se emitieron 400 actas de infracción por unos 2,33 millones de reales (USD 638.000), sin contar multas adicionales de 100.000 reales por hora de paro aplicadas a dueños de empresas de transporte.
"Hemos comprobado que este paro que fue hecho por camioneros autónomos tuvo, en parte, el apoyo criminal de patrones y empresas. Ellos pagarán por eso", señaló Jungmann, quien advirtió que "los responsables están siendo investigados", agregó.
Al comienzo de la noche, aún se registraban 566 paralizaciones parciales en las carreteras de todo el país, dijo Jungmann, destacando que Sao Paulo tenía 97% de sus vías liberadas y Brasilia el 70%.
"Brasil no será rehén [de ningún sector] y el gobierno del presidente Temer está decidido a utilizar todos sus recursos para garantizar esto", advirtió el ministro.
Los portavoces del Ejecutivo afirmaron que la refinería de Duque de Caxias en Rio de Janeiro, una de las mayores del país, estaba totalmente liberada al tránsito.