Guadalajara, Jalisco.
Los violines y trompetas de la música de cámara son una cosa, pero mezclados con los violines, las trompetas, los guitarrones y arpa de la música de mariachi, son una experiencia que debe vivirse al menos una vez en la vida.
Por segundo año, una gala musical del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería se trasladó al Conjunto Santander de Artes Escénicas.
El escenario de la sala Plácido Domingo fue testigo del retorno del Mariachi Los Camperos de Nati Cano, quienes habían estado ausentes de la programación del encuentro durante los últimos tres años. En ensamble y coordinación con la Orquesta Filarmónica de Jalisco bajo la batuta del maestro Enrique Radillo.
El relevo llegó con el Mariachi Vargas de Tecalitlán, quienes, de nueva cuenta junto a la Orquesta Filarmónica de Jalisco, pero esta vez bajo la dirección del maestro Guadalupe Flores hicieron cantar al público asistente.
La velada continuó durante un par de horas con intervenciones de ambos mariachis tanto solos con en conjunto, en una noche que forma parte de la preservación de nuestras raíces.
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