Estambul admira, disfruta y protege a sus delfines
Yasin AKGUL / AFP




Estambul, Turquía

El primer ejemplar plateado aparece al acercarse al mar Negro, donde un suave oleaje arruga la superficie del estrecho de Bósforo, suscitando un murmullo de emoción envuelto en respeto.

Los delfines se sienten en casa en este largo corredor marino que atraviesa Estambul, una megalópolis de 16 millones de habitantes decidida a proteger a sus huéspedes.

Para sensibilizar a la población, la municipalidad organiza salidas gratuitas veraniegas en colaboración con el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF), que permiten a los visitantes recorrer el estrecho y ver delfines en parejas o grupo.

"Este es su hogar y los delfines deben seguir viviendo aquí. Hacemos todo lo que podemos", indica Ahmet Yasar Yildiz, de 59 años, encargado del proyecto Fauna Silvestre del municipio de Estambul, "una de las ciudades más grandes del mundo, pero la única con un mar en el medio".

"Si ves un delfín, es porque el ecosistema está perfecto, es una de nuestras especies indicadoras. El estrecho está limpio, más limpio que la mayoría de las bahías, y queremos que siga así", agregó al mencionar la corrientes que lo limpian.

Gracias a esas corrientes y la abundancia de peces, los delfines prefieren este brazo de mar de 32 kilómetros entre Europa y Asia al mar Negro y el mar de Mármara.

  • Según el Ministerio de Transporte, en 2023 transitaron por el Bósforo 39.000 navíos, sin contar ferris y barcos recreativos.

"Hay tres especies de delfines visibles en el Bósforo", indica Cansu Ilkilinç, de 31 años, desde la cubierta superior del barco.

Cuidado con las gaviotas 

La encargada del programa "Mamíferos marinos" del WWF cita sus nombres turcos: "afalina", o delfín mular (tursiops truncatus) que da la impresión de sonreír , "tirtak", el delfín común (Delphinus delphis) y "mutur", o marsopa común (Phocoena phocoena), "el más pequeño y menos social", y que no pertenece a la familia de los delfines.

  • "El afalina es el más común y conocido porque se le ve en programas de televisión y parques de atracciones.

La joven da algunos consejos para verlos. "cuando las gaviotas se zambullen y agitan el agua, significa que debajo han visto peces, de los que se alimentan los delfines".

Recomienda también seguir las proas y las estelas de los cargueros y petroleros, y por supuesto de los pesqueros.

"Y a veces donde no hay nada llamativo, percibes un destello, un brillo, y es un delfín con la piel mojada que brilla".

En marzo se reúnen en grupos, multiplicando sus travesuras a los pies del antiguo palacio de Topkapi, a la entrada del Cuerno de Oro.

Luego suben a las aguas más frías hacia el mar Negro antes de volver a las de Mármara, en el sur, en otoño.

  • Durante estas salidas, el WWF registra su presencia e intenta identificar a los residentes por algún detalle, un arañazo, una mancha.

"Uno de ellos vive aquí desde 2012, reconocemos su dorsal", sonríe Ayse Oruç, encargada del programa de Biodiversidad Marina de WWF, maravillada con esta riqueza en el corazón de "una de las ciudades más grandes del mundo".

Desde que comenzaron estas expediciones en 2022, el éxito ha sido enorme: cada dos semanas los centenares de cupos disponibles se agotan "en tres minutos", afirma Ahmet Yasar Yildiz.

"Solo una vez no vimos delfines", asegura.

"Como todos los seres vivos", los delfines son amenazados por el cambio climático, la contaminación, la pesca excesiva y la pérdida de hábitat.

"Estos eventos sirven para sensibilizar, para provocar una toma de conciencia", señala Yildiz.

"Las construcciones y la industrialización descontroladas son un problema generalizado, y son un problema grave en Estambul", lamenta.

Deniz Dinçergök, un estudiante de Ankara de 24 años, salió encantado.

"En un momento dado, una cría de delfín salió del agua y se dio la vuelta, mostrando el vientre. Fue un momento magnífico", contó al pisar tierra firme.