Ocotlán, Jalisco
El freno en la economía mexicana, que en el segundo trimestre creció apenas 0.1 por ciento y quedó al borde de la contracción, tiene impacto en varios sectores importantes. Uno de ellos, quizás el más sensible, es el empleo. En la primera mitad del año se generaron 289 mil 301 empleos formales, de acuerdo a los datos del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Esta es la cifra más baja de generación de puestos de trabajo en los últimos diez años: en 2009, el año en el que la crisis le pegó más fuerte a la economía mexicana, se habían perdido 306 mil empleos.
La desaceleración tuvo su punto más crítico, hasta ahora, en el mes de junio cuando se produjo una disminución mensual de 14 mil empleos, según el IMSS. A grandes rasgos, lo que pasa es que la economía se está frenando, las inversiones no están fluyendo y esto repercute en el mercado laboral que no está generando suficientes puestos de empleo para la gente. Pero la cuestión más preocupante está en los pronósticos: según una consulta realizada por el periódico El Financiero, los analistas estiman que este año se generarán, como máximo, 450 mil empleos, lo que representa la cifra más baja desde la crisis de 2009.
El pronóstico se basa en las expectativas para la economía desde la situación actual: un crecimiento estancado, pronósticos de repunte que no llegan al uno por ciento, inversión estancada y empleos a la baja. Si ubicamos las proyecciones en el tiempo, 450 mil empleos en un año son muy pocos para hacerle frente a la demanda. México necesita alrededor de 1.2 millones de empleos por año para atender las necesidades de la gente, tanto de los jóvenes que se suman al mercado laboral como de las personas desempleadas o subempleadas. Si las proyecciones para este año se cumplen, no se llegará ni a la mitad de los nuevos empleos que se requieren. Y aquí hay que aclarar que las cifras se refieren a las ocupaciones formales y no a la informalidad, en donde se encuentran cerca del 60 por ciento de los empleos.
El problema no es nuevo. En la última década no se logró, en ningún año, llegar a la meta. En 2017 fueron 800 mil empleos, en 2018 se crearon 660 mil puestos formales registrados en el IMSS, y para 2019 se proyecta que pueden ser 450 mil empleos. Lo preocupante es que estamos ante una disminución de las oportunidades laborales en un contexto en el que ya hay empleos insuficientes y que la mayoría de ellos son mal pagados.
El dato motivador dentro de este panorama complicado es que el salario base de cotización de los trabajadores en el IMSS tuvo un aumento anual de 6.6 por ciento y llegó a 376 pesos, lo que representa una mejoría importante para los empleados formales.
La cuestión de fondo es que sin empleos de calidad será muy difícil atender las necesidades urgentes de la población que vive en situación de pobreza, así como no habrá avances en la diminución de la desigualdad. La generación de puestos de trabajo tiene su impacto más profundo en el desarrollo, en la economía de la gente, en el poder adquisitivo y en la calidad de vida.
Por lo tanto, la urgencia de ahora pasa no sólo por recuperar el crecimiento sino por impulsar las oportunidades en el mercado laboral. El gobierno anunció recientemente una inversión de 485 mil millones de pesos en infraestructura, con lo que espera que haya trabajo sobre todo en el sector de la construcción, aunque se trata de una medida temporal que requerirá el acompañamiento de la inversión privada para que los efectos sean duraderos.
Hay que recuperar la confianza de los inversionistas, incentivar las obras públicas y promover los empleos, ya de que ello depende que mejore, realmente, la economía de la gente.
Por Héctor Farina Ojeda
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