Egipto asume la presidencia de la Unión Africana
Fotográfia: AFP PHOTO / HO / EGYPTIAN PRESIDENCY




Adís Abeba, Etiopía

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al Sisi, asumió formalmente este domingo la presidencia rotativa de la Unión Africana (UA), que de esa forma cerró el capítulo marcado por la gestión del ruandés Paul Kagame.

En la ceremonia de apertura de la cumbre de la UA en Etiopía, que tiene una duración prevista de dos días, Kagame pasó el testigo a Al Sisi, quien en su discurso insistió en "los lazos entre el mar Mediterráneo y el lago Victoria".

Luego de un año de gestión de Kagame, marcada por el intenso activismo del dirigente y su empeño en reformar la entidad, Al Sisi adelantó que centrará su acción en temas como seguridad, paz y reconstrucción.

La propia UA ya había adelantado que el año 2019 será dedicado a los "refugiados, repatriados y desplazados".

"El camino es aún bastante largo" para alcanzar el objetivo declarado de la UA de "hacer callar a las armas" para el año 2020, en un continente atravesado por conflictos, dijo Al Sisi.

Por ello, el mandatario egipcio anunció la organización de un "foro por la paz y el desarrollo", que se realizaría en Asuán en el corriente año.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, presente en Adís Abeba, saludó el "viento de esperanza" que sopla en África, después de una secuencia de elecciones pacíficas (Congo, Madagascar, Malí) y acuerdos de paz (Sudán del Sur, República Centroafricana) y de reconciliación (Etiopía-Eritrea).

Guterres saludó también en su discurso la "solidaridad" de África, que recibe aproximadamente a un tercio de todos los refugiados y desplazados del mundo.

"A pesar de sus propios desafíos sociales, económicos y de seguridad, los gobiernos y el pueblo africano han mantenido abiertas las puertas, las fronteras y los corazones", dijo Guterrez, quien añadió que es un ejemplo "que no se ve en todos lados".

- Capítulo egipcio en la UA -

El traspaso del cargo a Al Sisi, sin embargo, representa un momento de oportunidades cruzadas.

Por un lado, Egipto, un gigante del continente, busca ampliar su influencia en el resto de África, y deshacerse -al menos en parte- de su imagen de país que se relaciona prioritariamente con el mundo árabe.

Por otro lado, ni Egipto ni Al Sisi olvidan que la UE suspendió al país de la entidad en 2013, después que el ejército destituyera al presiente islamista Mohamed Mursi, quien había sido electo democráticamente un año antes.

Inicialmente, la prioridad de Al Sisi será la aplicación y entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio Africano (TLCA), diseñado por la UA para reforzar la integración del continente.

En el plano interno, Al Sisi tendrá la responsabilidad de llevar adelante algunas iniciativas de reformas lanzadas por Kagame, como la instauración de una tasa del 0,2% sobre las importaciones, que aseguren la independencia financiera de la UA.

En la actualidad, el 54% del presupuesto de la UA proviene de donantes extranjeros, pero la controvertida tasa del 0,2% enfrenta reticencias entre varios países miembros, incluyendo el propio Egipto.

Un fondo para la paz lanzado en noviembre, pasa financiar las respuestas a crisis en el continente antes que se tornen conflictos abiertos, cuenta actualmente con 89 millones de dólares ofrecidos por 49 países, pero ese valor está aún muy por debajo del objetivo inicial, de 400 millones de dólares.

Por su parte, Kagame cometió un visible tropiezo a mediados de enero, al pedir en nombre de la UA la suspensión de la proclamación del resultado de las elecciones presidenciales realizadas en diciembre en la República Democrática del Congo (RDC).

Sin embargo, los resultados fueron validados por la Corte Constitucional congoleña y saludados por los 'pesos pesados' del continente (Sudáfrica, Kenia y Egipto).