Crean red para evidenciar abusos de trabajadoras domésticas




Guadalajara, Jalisco.

En Jalisco, mujeres de distintos municipios del Área Metropolitana de Guadalajara crearon desde hace dos años un grupo secreto en la red social Facebook que llamaron, Patronas Unidas Contra el Abuso de Domésticas (Guadalajara, Jal), en él ya se encuentran inscritas más de 2 mil mujeres.

El objetivo del grupo es exponer, evidenciar y recomendar a trabajadoras domésticas.

Hasta aquí la idea no parecería cuestionable. Es decir, son mujeres que buscan tener referencias de las personas a quienes les van otorgar el permiso de entrar a sus casas, con todo lo que esto conlleva. El dilema ético comienza cuando estas mujeres decidieron hacer públicas las Identificaciones oficiales (INE, IFE) de las trabajadoras, con el fin de “sondear la reputación de cada una de ellas”. Además de que profieren insultos y califican cuestiones morales sobre las profesionales.

“Esta muchacha trabajó con una amiga y la robó y también robó a otra casa donde se fue tengan cuidado”, cita textual de la usuaria Angélica. Lo delicado de este grupo es que las usuarias están violando la ley de protección de datos personales en posesión de un particular. Ya que al subir un documento de identificación oficial sin el consentimiento de la persona se considera una falta grave, según el abogado Roberto Becerra, coordinador en la licenciatura de derecho de la universidad ITESO.

trabajadoras domésticas Guadalajara

- Los datos personales, el lenguaje despectivo y las "Patronas" -

En México desde el 5 de julio del 2010 existe una Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares, ley que regularía lo que aquí se expone. Las patronas en este caso se considerarían personas particulares que cuentan con información o datos personales de las trabajadoras domésticas. De quienes es su responsabilidad hacer un buen uso.

Según lo explica Roberto, el caso es muy particular, ya que las trabajadoras no firman, en ocasiones, ningún contrato respecto al uso de sus datos o la posesión de documentos oficiales. De hecho, en la mayoría de los casos no hay contratos ni por la prestación de servicios. Es decir, son arreglos laborales que se hacen de “buena fe” en donde dos particulares acuerdan una serie de actividades por un pago.

Lo particular lo explica Roberto Becerra para #44LAB, en el sentido que aquí no sólo se involucran cuestiones que se puedan valorar en un marco normativo, sino que entran las políticas de privacidad de los grupos de Facebook. En este caso es un grupo secreto, lo cual significa que sólo los miembros de él pueden encontrarlo mediante una búsqueda común y sólo ellas pueden añadir a otro participante.

¿Pero qué tan privados son sus datos si son expuestos a más de dos mil personas sin su consentimiento? El hecho aquí, es que ni las mismas trabajadoras domésticas tienen conocimiento de la existencia de este tipo de espacios. En donde, como lo podemos ver en las imágenes, se les hacen acusaciones sin presentar ningún tipo de prueba.

También, es un espacio donde se utiliza un leguaje despectivo hacia las trabajadoras del hogar. Muchas de ellas vienen de zonas rurales o pequeñas localidades de otros estados como Guerrero y Oaxaca, con el propósito de encontrar una fuente de ingresos superior a la que podrían conseguir en sus lugares de origen. Otras incluso son menores de edad. En las siguientes imágenes se muestra las expresiones que utilizan para referirse a ellas.

- Todo conflicto tiene dos lados -

Más allá de lo ético y la manera en que las “patronas” se expresan de las trabajadoras del hogar, en el grupo se exponen irregularidades y arbitrariedades por parte de las trabajadoras domésticas.

En el grupo circula un video en donde se puede ver como una integrante del grupo acudió al domicilio particular de su trabajadora del hogar y encontró muchas de sus pertenencias faltantes allí. La “patrona” pide explicaciones de lo que está viendo, a lo que la trabajadora contesta con llanto.

Una las integrantes del grupo, que pidió el anonimato cuenta, “a mí me añadió una amiga. La verdad es que yo decidí permanecer en el grupo para exponer lo que ahí pasa, lo cual me pareció despectivo y denigrante para las trabajadoras”, la integrante entiende el hecho de que en ocasiones las aseveraciones pueden ser ciertas, pero cree que no es la forma de acusarlas.

Es decir, en el grupo no hay copias de expedientes en donde las “patronas” tomen acciones legales en el asunto y se haga una investigación al respecto. Señalan a la persona y recomiendan no contratarla. La presunción de inocencia es nula.

Marcela, es madre de tres hijos, ella como muchas amas de casa ha contratado a personas que le ayuden a realizar las tareas del hogar y cuenta que, “en alguna ocasión, una de ellas, que por cierto tenía más de 15 años en la familia, le encontraron 10 mil pesos en el efectivo que la familia guardaba en casa para cualquier urgencia”.

La situación de las trabajadoras domésticas evidencia una práctica que es muy usual en la cotidianidad mexicana: la informalidad. Ya que existen un sinfín de trabajos que no están regulados bajo un contrato y por lo tanto los derechos de ambas partes, patrón y empleado, se prestan a múltiples interpretaciones.

De acuerdo con la Encuesta de Ocupación y Empleo 2017, que publica cada trimestre el INEGI, existen dos millones y medio de trabajadores domésticos remunerados. El 90 por ciento son mujeres y casi la totalidad trabajan sin contrato escrito.

Tres de cada 10 personas que trabajan en este ramo ganan menos de dos salarios mínimos al día. El INEGI señala que en el trabajo doméstico caben: los empleados domésticos, los cuidadores de niños, los choferes, cocineros y jardineros.