Guadalajara, Jalisco.
En 1984 don Rigoberto Contreras fue víctima de un recorte de personal en la empresa en la que trabajaba. La necesidad de seguir llevando sustento a su casa lo orilló a entrar al mundo del comercio y comenzó a viajar a la frontera con Estados Unidos para traer ropa de segunda mano a Guadalajara para revender. Sin embargo, un día la ropa se terminó y vio en las cámaras de fotografía análogas la oportunidad de seguir trabajando.
"Y saca dos cámaras Pentax Canon que yo no sabía que eran unas cámaras muy vendidas, y le dije ¿cuánto valen, señora? Se las voy a dar en 300 pesos cada una, no me las pague, si las vende me las paga y si no me las vuelve a traer (…). Me traje las cámaras y llegando aquí por cada cámara me dan como 700 pesos”.
A partir de ese momento, don Rigo, como lo conocen sus clientes y amigos, comenzó a investigar más sobre las cámaras análogas y a hacerse de un inventario bastante amplio, no limitándose solo a la venta sino también ingresando al mundo de las reparaciones. Durante 10 años ocupó un lugar en el tianguis El Baratillo y después compró un local en la planta baja en la Plaza Alegría, ubicada en los cruces de Paseo Alcalde y Juan Manuel en el centro tapatío.
Justo al lado de su local se encuentra la bomba de agua que abastece a los tres niveles de la plaza. Debido a la pandemia, don Rigo duró varias semanas ausentándose de su local hasta que un día recibió una llamada. La única manguera con la que contaba su establecimiento se reventó y con la presión del agua mojó todo el equipo fotográfico de don Rigo dejando pérdidas de miles de pesos.
“Un día me avisan a mi domicilio y me dicen que se estaba saliendo el agua. Ya fue cuando vine y el tubo de la manguerita se había reventado y me bañó todo, todo todo perdí, de hecho, perdí todo”.
Dentro del inventario de don Rigo se encontraban reliquias de la fotografía análoga y cámaras que cada semestre son buscadas por los estudiantes de foto de varias universidades, en particular del CUAAD en su sede de artes que se encuentra a solo unas cuadras de distancia, ya que estas cámaras son necesarias para las prácticas de los alumnos. Y no solo perdió sus cámaras don Rigo, también el equipo que antes de la pandemia dejaron alrededor de 20 clientes a reparación y que tendrá que reponer en efectivo.
Amigos de don Rigoberto, se han dedicado a tratar de reparar algunos de los equipos, sin embargo, las esperanzas son pocas ante los daños causados por el agua. Por lo que estudiantes del CUAAD crearon una plataforma en donadora.org para ayudarlo a subsanar sus pérdidas. Hasta el momento se han recaudado 8 mil pesos y restan poco más de dos semanas para llegar a la meta de 100 mil impuesta en la donadora. Aunque don Rigo asegura que solo necesita 50 mil para pagar las cámaras que dejaron sus clientes.
"No soy importante. Siento mucha satisfacción el aprecio que me tienen y considero que no soy importante, y creo que me aprecian por como los trato. Yo tengo como 50 años de casado y mi esposa y yo nunca tuvimos hijos, entonces yo veo a todos los jóvenes con mucho respeto, los veo no como hijos pero sí con cariño”.
Para apoyar a este amante de las cámaras análogas solo es necesario ingresar a la página donadora.org y buscar el proyecto “Recuperemos el bazar de don Rigo” donde se aceptan transferencias de cualquier monto. Así mismo se ha creado una página de Facebook con el mismo nombre donde se ofrece más información para poder ayudar.
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