Beirut, Líbano.
Actores clave en la guerra en Siria mantuvieron conversaciones de último minuto este jueves para intentar evitar un asalto del régimen en la provincia de Idlib, el último gran bastión rebelde, que según la ONU podría provocar una catástrofe humanitaria.
Desde hace días, el régimen de Bashar al Asad reúne refuerzos en los límites de esa región en el noroeste de Siria, en la frontera con Turquía, antes de una posible ofensiva que podría ser la última batalla de envergadura en la guerra que asola Siria desde 2011 y que ya dejó más de 350 mil muertos y millones de desplazados y refugiados.
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La suerte de Idlib, controlada por los yihadistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS), preocupa a Ankara, que intenta evitar una ofensiva del régimen.
"Las negociaciones entre Turquía y HTS continúan", destacó Rami Abdel Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), precisando que el lanzamiento de la operación militar depende por tanto "del fracaso o el éxito de las conversaciones con HTS".
Por su parte, Rusia, que apoya militarmente a Al Asad desde 2015, reclama una disolución de HTS.
"Es la condición planteada por Moscú para evitar una gran ofensiva" en Idlib, explicó Abdel Rahman.
- "Liquidar este absceso" -
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HTS rechazó recientemente la posibilidad de una disolución, según declaraciones difundidas por su agencia de propaganda, Ibaa, pero dejó abierta la puerta a una solución negociada.
"Intentamos por todos los medios encontrar una solución en el norte de Siria liberado que proteja a los habitantes de una eventual ofensiva del régimen criminal y de sus aliados", señaló el grupo yihadista.
Aunque Turquía da un apoyo directo a varios grupos rebeldes en los territorios del norte sirio, su influencia en los yihadistas del HTS es limitada.
"Las relaciones de Turquía con HTS son complicadas", señala Elizabeth Teoman, analista del Institute for Study of War (ISW), precisando que esta relación se caracteriza por una "animosidad cooperativa"
Turquía reforzó recientemente sus 12 puestos de observación en la provincia de Idlib, una de las cuatro zonas de distensión definidas en 2017 por los auspiciantes internacionales de los beligerantes para limitar la masacre en la provincia.
Idlib es la única de estas zonas aún existente; las demás fueron reconquistadas por el régimen.
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El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, dio a entender el miércoles en una rueda de prensa que la ofensiva es inminente.
"Hay que disociar a la llamada oposición moderada de los terroristas y al mismo tiempo preparar la operación contra éstos minimizando los riesgos para la población civil", dijo Lavrov.
"En cualquier caso, es necesario liquidar este absceso", añadió.
El ministro sirio de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, quien se encontraba este jueves en Moscú para mantener conversaciones, reiteró la determinación de su gobierno para "liberar todo el territorio" sirio a pesar del riesgo de una "agresión" occidental.
Según la prensa rusa, Moscú reforzó en los últimos días su presencia militar en Siria y dispone de su mayor contingente naval frente a Siria desde el inicio del conflicto.
- "Catástrofe humanitaria" -
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La perspectiva de una gran ofensiva respaldada por Rusia en una provincia que acoge a unos tres millones de personas --la mitad de ellos desplazados de otros puntos de Siria-- provocó temores de que se produzca una tragedia humanitaria.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, alertó el miércoles sobre "los riesgos crecientes de una catástrofe humanitaria en caso de una operación militar a gran escala en la provincia de Idlib".
Y este jueves, el enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, dijo estar "dispuesto a involucrarme, personal y físicamente [...], para garantizar un corredor humanitario [...] para permitir que la población civil sea evacuada a una zona más segura".
Uno de los temores es que el régimen recurra a las armas químicas, como hizo durante una ofensiva contra los rebeldes en Guta Oriental a inicios de año.
Otro es la presencia en la provincia de grandes cantidades de combatientes y civiles que prefirieron abandonar sus hogares a someterse al mandato de Damasco a medida que el régimen sirio fue recuperando los bastiones de la oposición de todo el país.
Pero los combatientes que rechacen acuerdos de rendición en Idlib no tendrán ningún sitio al que acudir, lo que aumentará las probabilidades de que haya batallas aún más mortíferas si se lanza una ofensiva.