Paris, Francia.
La crisis de los "chalecos amarillos", que se alzan desde hace tres semanas contra la política económica y social del presidente Emmanuel Macron, ha acarreado una serie de consecuencias en Francia, algunas de las cuales podrían dejar huellas duraderas.
- Un golpe al turismo y a la economía -
Fotografía: Philippe Lopez - AFP
Vehículos quemados, tiendas saqueadas... Las imágenes de la violencia el sábado pasado en París, que dieron la vuelta al mundo, "son catastróficas para la imagen de Francia", lamenta Jean-Virgile Cance, presidente de un grupo nacional de cadenas de hoteles. Las reservas para las fiestas de fin de año han caído de 10 a 15%, en relación al año anterior, afirma.
Los bloqueos de carreteras y de depósitos de combustibles en todo el país han puesto en apuros a sectores claves de la economía, comenzando con los transportistas de mercancías y los comerciantes.
En el sector agroalimentario, las celebraciones de fin de año pueden representar hasta un 20% de la facturación anual, según los profesionales del sector, que temen más de 13 mil millones de euros de pérdidas.
"La economía no está bloqueada", pero "el clima de desconfianza que se ha instalado" puede "pesar sobre el consumo", subraya Mathieu Plane, economista de la OFCE.
Además, las concesiones de las autoridades tendrán un costo presupuestario: 4 mil millones de euros según el gobierno, que sin embargo garantiza que el déficit francés se mantendrá por debajo del 3% del PIB exigido por la Unión Europea (UE).
- La imagen empañada de Macron -
Fotografía: Ludovic Marin - AFP
Macron, que llegó al poder tras un meteórico ascenso, se presentaba como un "reformista" determinado y había prometido transformar Francia.
Pero una parte de la opinión estima que su política es injusta. El exbanquero de negocios es percibido como un hombre "arrogante" y que no escucha al pueblo. Su popularidad ha caído a mínimos históricos. Apenas 23% de los franceses aprueba su gestión.
Ahora, varios analistas, cuestionan su capacidad para llevar a bien las reformas que prometió para su mandato, como la reforma clave de las pensiones de jubilación.
- La fiscalidad ecológica suspendida -
Fotografía: Remy Gabalda – AFP
El gobierno anunció la anulación de un aumento de un impuesto a la gasolina para el año 2019, que era la principal reivindicación de los "chalecos amarillos". Este alza era presentada por las autoridades como una manera de luchar a favor del medio ambiente.
Esta concesión es un golpe duro para los ecologistas, que denuncian que el medio ambiente es el gran perdedor en esta crisis.
La marcha atrás del gobierno es particularmente significativa, ya que actualmente se celebra en Polonia la COP24 y que las emisiones de CO2 (dióxido de carboni) de energías fósiles, primera causa del calentamiento global, registraron en 2018 un alza inédita en los últimos siete años.
- Una revancha de los "populistas" -
Diseño: AFP
La elección de Emmanuel Macron -baluarte de una Europa fuerte y del multilateralismo- había sido percibida como una victoria para el campo de los "progresistas" después de un año 2016 marcado por el Brexit y la elección de Donald Trump.
En vista de las elecciones europeas de mayo próximo, el joven presidente francés de 40 años se presentaba como el defensor del campo "progresista" en Europa contra el "repliegue nacionalista".
Las concesiones que tuvo que hacer frente a la presión de la calle, su impopularidad récord, toman aires de revancha para los dirigentes nacionalistas y populistas.
"Macron ya no es un problema para mí o para Europa", dijo esta semana Matteo Salvini, ministro del Interior de Italia y líder de la ultraderechista Liga.
- El sistema bajo críticas -
Fotografía: Bertrand Guay - AFP
En sus declaraciones, varios "chalecos amarillos" critican a los partidos políticos tradicionales y la "desconexión" de los políticos con el pueblo.
Este movimiento ilustra también un rechazo cada vez mayor del concepto de "hiperpresidente" bajo la V República, que concentra demasiados poderes y por lo tanto es el principal blanco de las críticas.
Además, el hecho de que Macron desde el inicio de su mandato haya prácticamente ignorado a los cuerpos intermediarios (sindicatos, organizaciones patronales, sociedad civil) ha creado un gran malestar en el país.