Xalapa, Veracruz.
En la soledad de su casa, Adela de Anda Paz llora a su hijo Carmelo Cervantes de Anda, un joven de doble nacionalidad mexicana y española que en 2012 desapareció en el estado de Veracruz.
"Solo hay desaliento y desilusión", afirma a Efe la mujer de 64 años, quien dice sentirse abandonada por su nación y por la segunda patria de su hijo, España, donde -considera- ven lejano el caso del muchacho que forma parte de los 34 mil desaparecidos en México registrados desde 2007.
El caso de Carmelo -hijo de Carmelo Cervantes Muelas, uno de los llamados "Niños de la Guerra", un grupo de menores del exilio español en México- será presentado en las próximas semanas ante el Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o Involuntarias de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
"Emocionalmente estoy mal", agrega Adela, quien se quedó sola y con un hueco en el alma: su esposo Carmelo murió de cáncer y a los pocos meses su hijo nacido en México fue detenido y desaparecido.
La desaparición ocurrió en un estado sumido en la violencia relacionada con el narcotráfico y la lucha en su contra por parte de fuerzas del orden que han dejado al menos 5 mil desaparecidos y anualmente un promedio de mil asesinatos.
En la reconstrucción de hechos asentada en la denuncia y en la averiguación de la Fiscalía mexicana son señalados de la desaparición presuntos elementos de la Secretaría de Marina y de la Policía Estatal, que participaban en el operativo especial Veracruz Seguro de combate al narcotráfico.
"Ha sido muy difícil, porque en todos los casos, no solo en el mío, no hay avances; los avances uno mismo los proporciona", expone Adela. Ha movido cielo, mar y tierra para localizar a su hijo, estudiante de arquitectura.
Los supuestos miembros de la Marina y la Policía Estatal sacaron a Carmelo y otro joven del departamento en que se encontraban en la ciudad de Xalapa. El amigo apareció vivo y muy golpeado, pero de Carmelo nada se sabe.
"Sentí como un balde de agua fría, espantoso, y temblé", rememora la madre.
Derivado de esos operativos, al menos medio centenar de exfuncionarios y mandos policiacos están detenidos y acusados de desaparición forzada, un delito de lesa humanidad.
"Cuando vimos que aquí no se movía nada, acudimos a la Procuraduría (Fiscalía) General de la República con la esperanza que ellos investigaran, pero con el tiempo nos dimos cuenta que no mueven un dedo", denuncia.
El rostro de Carmelo aparece en grandes anuncios en carreteras y avenidas, en autobuses de pasaje y en la página web de autoridades, donde se ofrece hasta millón y medio de pesos para quien aporte datos para su localización.
Y Adela envió al Palacio Real de la Zarzuela una sentida y dolorosa carta al rey Felipe VI, a quien rogó atender "el clamor de una madre" para ayudar en "una tragedia oscura" por la desaparición de "un ciudadano español".
"Usted, que es padre también, entenderá que nuca voy a dejar de buscar a mi hijo", escribió y en respuesta la Casa Real remitió su caso al Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación del Gobierno español.
"Me siento abandonada por España, la patria de mi esposo y la segunda patria de mi hijo. Ellos solo me contestaron y mandaron al consulado español, pero hasta ahí se quedan; no sé que más pueda hacer", dice.
Fotografía: Miguel Victoria / EFE
Desde la Unión Europea, la abogada mexicana Griselda Herrera López presentó el caso y demandó al Gobierno mexicano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que la admitió y la tiene en estudio.
"España nos ha ayudado moralmente, pero es una realidad que les resulta lejana", dice a Efe vía telefónica, y añade: "Creen que es meterse en la política interna del país pero no lo es; es una cuestión de derechos humanos".
Ahora tiene lista la demanda ante el Comité de Desaparición Forzada de Naciones Unidas en contra del Estado mexicano por no haber tutelado el derecho a la vida de Carmelo y el derecho a la verdad de su madre.
De 2010 al cierre de 2017 han sido localizadas en Veracruz 343 fosas donde el crimen organizado sepultó de manera ilegal 225 cuerpos, 335 cráneos y más de 30 mil 600 fragmentos óseos humanos.
Y a esas cifras se le agrega la fosa clandestina más grande de Latinoamérica en el puerto turístico de Veracruz: Colinas de Santa Fe, donde han sido encontrados 295 cuerpos.
"Quisiera que no estuviera mi hijo ahí, pero también está la preocupación y ver la manera de que haya dinero para identificar esos rostros porque posiblemente estén ahí los de uno", dice Adela mientras contiene las lágrimas.
A Adela le duele lo que siente como abandono de España, pero sufre a México, "un Estado fallido donde los civiles estamos en indefensión total".