Río de Janeiro, Brasil
La economía brasileña enfrenta la peor recesión de su historia, según datos publicados el martes, y la recuperación se anunció lenta en tanto se ve confrontada a explosivos escándalos político-judiciales.
El Producto Interno Bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana se contrajo un 3,6 por ciento en 2016, después de haber retrocedido 3,8 por ciento en 2015, indicó este martes el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE).
Se trata de los peores resultados desde el inicio de la serie histórica en 1948 y suponen un retroceso de 7,2 por ciento en dos años. Entre 1929 y 1933, durante la Gran Depresión, el retroceso había sido de 5,3 por ciento.
En el cuarto trimestre de 2016, el PIB brasileño se redujo un 0,9 por ciento en comparación con el trimestre anterior, en su octavo resultado negativo sucesivo. La contracción fue de 2,5 por ciento frente al mismo periodo de 2015, en su undécimo retroceso interanual al hilo.
Esos resultados son peores que las expectativas promedio de 23 economistas consultados por el diario económico Valor, de una caída de 0,6 por ciento trimestral y de 2,4 por ciento interanual.
En 2016, un año marcado por una grave crisis política que condujo a la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, todos los sectores productivos retrocedieron: el agropecuario cayó un 6,6 por ciento, la industria un 3,8 por ciento y los servicios 2,7 por ciento. La inversión en bienes de capital se despeñó un 10,2 por ciento, en tanto que el consumo de las familias retrocedió 4,2 por ciento y las compras gubernamentales 0,6 por ciento.
Todo ello se reflejó en el índice de desempleo, que alcanzó en enero un récord de 12,6 por ciento (12,9 millones de personas).
"Se trata de la peor crisis económica de la historia", convino el ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, quien cree sin embargo que los datos divulgados están en el "espejo retrovisor" y que la situación se enderezará con las medidas de ajuste impulsadas por el gobierno conservador de Michel Temer.
Temer y Meirelles echan actualmente todo su peso en la balanza para hacer aprobar una reforma del régimen de jubilaciones, que igualaría en 65 años la edad de retiro para mujeres y hombres y obligaría a trabajar... 49 años para tener derecho a la pensión completa.
Esas medidas causan disensos en la propia mayoría de centroderecha, en la antesala de las elecciones presidenciales y legislativas de fines de 2018.
Y todo ello, en un ambiente enrarecido por la inminente revelación de los contenidos de las "delaciones premiadas" de 77 exejecutivos de la constructora Odebrecht, una de las principales implicadas en el escándalo de sobornos de Petrobras, que ya llevó a la cárcel a decenas de empresarios y políticos de primer plano.
El propio Temer fue mencionado en por lo menos una de esas delaciones y varios de sus ministros y allegados se vieron obligados a renunciar por su presunta implicación en el esquema de traspaso de fondos millonarios a partidos y políticos, a cambio de licitaciones en la petrolera estatal.
- Lenta recuperación -
Las expectativas del mercado son de un crecimiento del PIB de 0,49% en 2017 y de 2,39% en 2018. La OCDE prevé por su lado un crecimiento nulo (0%) este año y una expansión de 1,2% el próximo.
Sergio Vale, economista jefe de la consultora MB Associados, cree que este año el PIB brasileño crecerá un 1%, impulsado en particular por el agronegocio de esta potencia agrícola mundial. La cosecha se anuncia bastante positiva, de +17% en producción, y también en valores, apuntó.
Además, la inflación ha sido controlada, lo cual "puede acelerar la reducción de las tasas de interés" en las próximas reuniones del Banco Central, "y eso tiene un impacto más general en la economía", agregó.
Pero ese escenario solo se confirmará en función "de lo que suceda con la reforma de las jubilaciones", pues de no aprobarse, los mercados reaccionarían negativamente y la recesión podría prolongarse, advierte.
Temer reiteró el martes en una reunión del Consejo de Desarrollo Económico y Social (CDES) que su objetivo es "colocar al país sobre rieles, para que quien venga después pueda conducir la locomotora".
A las pocas horas, el gobierno anunció la inclusión de 55 proyectos más en el programa de concesiones y privatizaciones iniciado en septiembre, con los que la administración espera poder atraer inversiones por 45 mil millones de reales (14 mil 400 millones de dólares).
La nueva lista incluye empresas de saneamiento, líneas de transmisión, ferrovías, terminales portuarios y autopistas, que se suman a los 25 proyectos ya anunciados hace seis meses.
Brasil se benefició en la primera década del siglo del boom de las commodities. En 2010 registró un impresionante crecimiento de 7,5%, impulsado igualmente por los programas sociales del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), en momentos en que Europa y Estados Unidos estaban golpeados por la recesión.
Pero en el segundo trimestre de 2015, bajo la gestión de Dilma Rousseff, sucesora de Lula, el gigante sudamericano entró en recesión y las agencias calificadoras de riesgo le quitaron a Brasil el sello de buen pagador.