Audiolibros buscan despegue en Latinoamérica atraídos por público potencial
Fotografía: Juan Carlos Cubeyro




Guadalajara, Jalisco.

Todavía incipiente, el sector de los audiolibros busca un hueco en el panorama editorial de América Latina, donde hay un elevado número de lectores potenciales pero también escollos por superar como el alto costo de elaboración de estos productos.

Para las editoriales, la incursión de los audiolibros supone "un impacto totalmente positivo" porque se traduce en "ganar lectores", afirma a Efe Sergio Vilela, director de contenido digital para América Latina del Grupo Planeta.

La región mira de reojo al vecino del norte, Estados Unidos, donde este sector en 2017 tuvo 22,7% de aumento en la facturación respecto al año anterior, dejando una cifra de 2.500 millones de dólares, de acuerdo con cifras de la Asociación de Editores de Audiolibros de EE.UU. (APAC).

Y si bien ya hay casos puntuales de éxito en cuanto a las empresas que ofertan estos servicios, como es el caso de Ubook, con más de 4,5 millones de usuarios registrados y un fuerte impulso en Brasil, todavía hay mucho por hacer.

Los profesionales del sector señalan que uno de los factores que pueden favorecer el desarrollo de estas compañías es el hecho de que en Latinoamérica está consolidado el hábito de pago por suscripción a servicios como Spotify o Netflix.

Al igual que ocurrió con estas plataformas, es posible que México, "por el volumen de personas y de mercado, termine pesando más que España en el mediano plazo" en el terreno de los audiolibros, reflexiona Vilela.

La última empresa en aterrizar en la región ha sido la sueca Storytel, que ya tiene presencia en 15 países y que ha elegido como primer objetivo en Latinoamérica a México, al que llega con un catálogo de 2 mil 500 títulos en español y 30 mil en inglés.

En este país, "el audiolibro es desconocido", aunque cuenta con una "tradición oral muy importante" y fue pionero en las radionovelas, antes de que se popularizaran las producciones televisivas, aporta el manager en México de la empresa, José Alberto Parra.

Aunque los índices de lectura en México "son en general bajos", Storytel, que se presenta como "el Netflix de los audiolibros", se escuda, entre otros factores, en una de las grandes ventajas de este formato: se puede escuchar mientras se hacen otras cosas, y concretamente, los audiolibros son una buena opción para aquellos lugares donde "el tráfico es complicado y hay mucho tiempo de traslado".

Para la expansión de este mercado, defiende Vilela, hay un escollo fundamental, "el costo y el tiempo que toma producir" un audiolibro.

Aproximadamente, el costo de pasar un libro de papel a un audiolibro ronda los 3.000 dólares, una cifra elevada si se compara con el precio de convertir un volumen escrito a un libro electrónico, de únicamente 60 dólares.

"El costo irá bajando a medida que haya más volumen y más gente que los haga; eso ayudará a que el precio vaya para abajo", indica Vilela.

Hacer una narración que se volcará en un audiolibro -en el que unas 240 páginas se traducen en ocho horas de contenido- también supone un cambio respecto a la escritura tradicional.

En panel de diálogo sobre este tema celebrado en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, la escritora mexicana Cristina Rivera Garza apuntó que los autores, cuando hacen audiolibros, tienen que cambiar su forma de emplear la sintaxis y la gramática, así como estar pendientes de no perder la atención de quien escucha.

"Lo que he descubierto es que lo que pensé que era un obstáculo ha resultado ser un incentivo, un reto en el mejor sentido de la palabra", que consiste en aprender a relacionarse con el lenguaje "desde otra perspectiva", aseveró Rivera Garza, quien desarrolla uno de los proyectos seriales de Storytel.