Ciudad de México, México.
Sin apenas dar recetas para solucionar la enorme problemática, los candidatos presidenciales de México se presentaron hoy antes 60 agrupaciones de víctimas de la violencia con unas propuestas desgastadas centradas en el combate a la inseguridad y la corrupción.
Perdieron la oportunidad pese a lo simbólico de este "Diálogo por la Paz y la Justicia", pues Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade y Jaime Rodríguez "el Bronco", no aportaron nada nuevo, aun reconociendo que la violencia es una gran lacra para la nación latinoamericana.
Celebrado en el Museo Memoria y Tolerancia de Ciudad de México, en el acto sobresalió la ausencia de la aspirante independiente Margarita Zavala, esposa del ex presidente Felipe Calderón (2006-2012), el mandatario que ordenó la salida de los militares a las calles para combatir la delincuencia organizada.
La llamada guerra contra el narcotráfico ha sido, según expertos y organizaciones civiles, principal causante de los más de 200 mil muertos y 35 mil desaparecidos del país en los últimos 12 años.
El izquierdista López Obrador, líder en las encuestas, criticó al resto de candidatos "conservadores" por atacar la violencia con más violencia en vez de buscar "las causas" de la misma.
Con 25.339 asesinatos el pasado año, la cifra más alta en dos décadas, reconoció que este es un problema "doloroso para México".
El abanderado de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) insistió en que tras los comicios del 1 de julio se reunirá con organismos civiles y buscará encuentros con el papa Francisco y el secretario general de la ONU, António Guterres, "para elaborar un plan conjunto para conseguir la paz".
Sin hablar de su polémica propuesta de amnistiar a miembros del crimen organizado, una vez más el aspirante se mostró como el paladín de la ética, convencido de que si actúa con "el recto proceder del presidente", el resto de funcionarios le seguirán la estela.
Sobre la Ley de Seguridad Interior, que formaliza el papel de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública y está siendo evaluada en la Suprema Corte, López Obrador fue de lo más escurridizo. "Ni sí, ni no", dijo al ser interrogado sobre si la derogaría.
Sobre la posible legalización del cannabis, un debate nacional tras dos sentencias del máximo tribunal en favor del uso lúdico de la planta, se mostró abierto a dialogar.
En su gobierno buscará "apoyo" de "gente buena" como el sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los migrantes. "Queremos que se aplique el amor al prójimo", concluyó.
Anaya, del Partido Acción Nacional (PAN), fue más claro en sus propuestas. "Estamos peor que nunca", afirmó, y "no habrá paz sin justicia, y la justicia no es impunidad", dijo en un sutil dardo hacia la propuesta de amnistía de López Obrador.
Criticado a menudo por ser frío, dedicó sus primera palabras a las víctimas y a sus familiares. "Detrás de cada número hay vidas completamente destruidas y despedazadas", agregó el segundo en los sondeos.
Destacó que no hay una "agenda precisa" para remediar la violencia y sobre la Ley de Seguridad Interior consideró que "ha habido terribles negligencias" tras más de una década con militares en las calles.
Apostó por la profesionalización policial y concluyó diciendo que una abrogación de la normativa no resolverá tampoco el problema, pues hay que buscar plazos para el repliegue militar.
Se mostró abierto a un debate sobre la legalización de la marihuana, aunque personalmente dijo que a corto plazo no cree que remediará los problemas que acarrean su tráfico.
Meade, el candidato del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI), pidió atacar la violencia de manera "integral". Defendió la Ley de Seguridad Interior porque da "certeza" a las Fuerzas Armadas, y establece que su papel en la calles es "excepcional".
Instó a abordar el consumo de marihuana desde la óptica de salud pública y no de seguridad.
Y fue víctima de su trayectoria en el actual gobierno de Enrique Peña Nieto, salpicado por la corrupción y la inseguridad, pues fue el único candidato que debió enfrentarse a varios espectadores, que le lanzaron preguntas elevando el tono de la conversación.
El polémico Jaime Rodríguez no habló hoy de "mochar" (cortar) manos a delincuentes y corruptos como hizo en el primer debate entre candidatos presidenciales en abril pasado, pero sí de "mochar" el miedo a los gobernantes que viven asediados por la delincuencia.
El gobernador con licencia de Nuevo León, partidario de la pena de muerte, se mostró contrario a la legalización del cannabis, cuyo consumo es "de ricos", y dijo que la Ley de Seguridad es necesaria.
El próximo 1 de julio se renovarán más de 3.400 cargos, entre ellos los de presidente, diputados y senadores, ocho gobernadores y el jefe del Gobierno de Ciudad de México.