Alemania y Francia luchan por tratar de imponer su ley en la UE
Fotografía: AFP




Guadalajara, Jalisco.

Siempre juntos, la canciller alemana, Angela Merkel y el presidente francés, Emmanuel Macron, defienden un frente común durante la cumbre sobre la reconstrucción de la Unión Europea (UE), aunque ven cuestionada su autoridad por los líderes de países pequeños.

Sobre la mesa, está un plan de recuperación de 750 mil millones de euros (840 mil millones de dólares) presentado por la Comisión Europea, pero en base a un plan franco-alemán de medio billón de euros para superar la crisis del coronavirus en la UE.

Para defenderlo, Merkel y Macron batallan juntos desde el viernes y "su coordinación es probablemente más estrecha de lo que ha sido durante mucho tiempo", constata un diplomático. "La sintonía entre ambos es total", según una fuente diplomática gala.

A su llegada el lunes a la cumbre, para una cuarta jornada de difíciles tratativas, el presidente francés aseguró que seguiría luchando "junto a la canciller Merkel" como hicieron "juntos durante los últimos días y las últimas noches".

"Me complace mucho que el presidente francés y yo misma hayamos presionado para obtener un programa realmente substancial en esta situación extraordinaria", declaró por su parte la jefa del gobierno alemán, cuyo país ejerce la presidencia pro témpore de la UE.

Muestra de su sintonía fue su decisión de abandonar juntos el sábado una reunión en la que los dirigentes de los países "frugales" -Países Bajos, Austria, Suecia y Dinamarca- "no mostraron ningún signo de buena voluntad", según la fuente francesa.

Y, 24 horas más tarde, durante una tensa cena el domingo, Macron "dio un golpe en la mesa, apoyado por Angela Merkel" para denunciar la actitud de bloqueo de estos países, que reclaman rebajar el volumen de subvenciones del plan.

Cada uno tiene su estilo. El presidente galo es más directo, llegando a comparar incluso al primer ministro holandés, Mark Rutte, con el ex premier británico, David Cameron. Por su parte, Merkel, en el poder desde 2005, desgrana su arte del compromiso.

"No es suficiente"

Pero, desde el viernes, enfrentan una oposición más dura de lo esperado por parte de los "frugales", liderados por Países Bajos, "que consiguieron no acabar aislados", destaca Fabian Zuleeg, experto del European Poilcy Centre (EPC).

"Al principio, éramos cuatro países, ahora somos cinco" con el apoyo de Finlandia, se felicitó el canciller austríaco, Sebastian Kurz. "Pequeños países" que, solos, no habrían pesado tanto frente a los "grandes", aseguró.

Un primer aviso ya vino a principios de julio, cuando la ministra española de Economía, Nadia Calviño, no logró la presidencia del Eurogrupo pese a contar con el apoyo de las principales economías del euro: Alemania, Francia, Italia y España.

"Atrás quedaron los días en que Alemania y Francia proponía algo" y "todo el mundo" a continuación tenía que "ponerse a la cola", comentó el experimentado ministro de Relaciones Exteriores de Luxemburgo, Jean Asselborn.

Ambos líderes coordinaron su estrategia desde que, el 18 de mayo, Berlín aceptara el principio de emitir deuda común en la UE. Pero, aunque la "pareja franco-alemana es necesaria, ya no es suficiente" como muestra esta cumbre, según Zuleeg.

Macron multiplicó los contactos con sus pares para "convencerlos en base al acuerdo franco-alemán", precisando que "cada uno" de los líderes debía "ser escuchado". El 23 de junio, viajó así a La Haya para dialogar con el holandés Rutte.

Durante décadas, Francia y Alemania, los dos países más poblados del bloque, fueron la fuerza motriz del ascenso de la UE, bajo la influencia de las "parejas": De Gaulle-Adenauer, Giscard d'Estaing-Schmidt o Miterrand-Kohl.

Desde su elección en 2017, Macron expone su ambición de crear un tándem fuerte con Merkel, pero esta voluntad se enfrentó a una serie de dificultades políticas internas de la canciller alemana, pero también del dirigente galo como los "chalecos amarillos".

La agenda europea también se ha visto paralizada por el Brexit. Y, al contrario de lo que esperaban algunos diplomáticos, la marcha de los británicos no facilitó la gestión de las cumbres europeas por el dúo franco-alemán.