Quito, Ecuador.
El alcalde de Quito, Jorge Yunda, advirtió que los servicios sanitarios de la capital ecuatoriana están desbordados ante el incremento de enfermos por el nuevo coronavirus.
"Los servicios sanitarios ya no dan más, habrá que evaluar tomar decisiones por más duras que sean", publicó Yunda en su cuenta de Twitter hacia la medianoche del sábado.
El alcalde lamentó asimismo que algunas personas no acataran el toque de queda de ocho horas y otras medidas de restricción impuestas en la capital. "Lamentablemente no estamos entendiendo el grave peligro al que estamos expuestos como ciudad", tuiteó.
El sábado "se encontró aglomeración de personas" en espacios prohibidos de la capital, indicó el domingo el Comité de Operaciones Especiales local a cargo de la emergencia sanitaria.
Con unos 54 mil 500 casos, incluidos más de 4 mil 400 muertos, Ecuador, de 17,5 millones de habitantes, es uno de los países más golpeados por la epidemia en Latinoamérica.
Según las autoridades, hubo además 3 mil 54 posibles fallecidos por la covid-19.
A mediados de mayo, Ecuador empezó a aligerar el confinamiento decretado para frenar la pandemia mediante un semáforo que establece el nivel del peligro, en el que el color rojo contempla las medidas más duras.
Quito entró en amarillo el 3 de junio, pero las autoridades capitalinas insisten en la necesidad de volver al rojo --que contempla, entre otras medidas, un confinamiento de nueve horas--, tras un incremento del 62% de casos entre el 3 y el 27 de junio.
La demanda de unidades de cuidados intensivos en la capital creció de 57 a 250 camas en el último mes, según cifras del Ministerio de Salud.
El lunes está previsto que retornen al trabajo presencial el 50% de los servidores públicos y se amplíe del 30 al 50% la capacidad de alojamiento en el transporte público, dentro del retorno progresivo a las actividades.
Quito, la ciudad más poblada de Ecuador con 2,78 millones de habitantes, es la segunda con más casos de covid-19 en el país, detrás de Guayaquil, que llegó a 9.978 infectados.
En ésta última las viviendas se convirtieron en morgues y los hospitales se vieron desbordados ante la avalancha de pacientes tras la detección del primer caso el 29 de febrero.