El estado de la cuestión: los certámenes de belleza
Certamen de belleza Miss Universo




Por Aarón Navarro Aguirre

El día de ayer se llevó a cabo una rueda de prensa para dar a conocer las 22 chicas que competirán por el título de Señorita Turismo Región de los Altos 2019. Este no es el primer evento que se realiza en la región que tiene que ver con la coronación de una mujer por su “belleza”, recordemos que hace unas semanas Ana Paulina Hernández fue coronada como la Reina de las Fiestas de Agosto, y posterior a su coronación se llevó a cabo el certamen Flor Campesina en el que participaron 12 chicas.

Hoy en día nuestra sociedad se perfila como un espacio de reconfiguración en el que ponemos en tela de juicio ciertas tradiciones y conductas en torno a nuestra manera de relacionarnos unos con otros. Ejemplo de ello es el papel de la mujer como un agente activo y no como un elemento cosificado. Lo que pone en cuestión la existencia de los certámenes de belleza.

La Dra. María Guadalupe Ramos Ponce, investigadora y coordinadora del Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer en México, expresa que no hay cabida para este tipo de eventos porque supone una contradicción en nuestro tiempo:

Me parece que es un contrasentido. Que en estas épocas, en estos tiempos, seguir promoviendo los concursos de belleza, pero sobre todo, desde los ámbitos institucionales y gubernamentales, resulta un contrasentido porque promueve ciertos estereotipos de género que en sí mismos tienen su sustento en raíces machistas, misóginas que son las que permiten y generan violencia contra las mujeres. Seguir realizando este tipo de eventos que objetivizan a las mujeres, las llevan a un plano en que no deben de estar, un plano de objeto sexual”.

Preguntarse si los certámenes de belleza resultan pertinentes para nuestra sociedad es válido desde el hecho de que una nueva dinámica pondera la revalorización de la mujer a partir de otros atributos que no sean únicamente sus cualidades físicas. Porque los certámenes de belleza califican y juzgan esencialmente eso: la “belleza”.

Las reinas de belleza se consolidan entonces como un ícono aparentemente importante para su sociedad por el hecho de ser bellas y no por aportar de otras maneras a su entorno. Como el caso de Ana Paula Hernández, quien señaló al ser coronada como reina que se comprometía a acompañar a los laguenses en la celebración de los eventos de gran relevancia para la ciudadanía.

El perpetrar los certámenes tiene un impacto también en las niñas, quienes desean emular los estándares de belleza desde muy corta edad y se adhieren a la dinámica de la sexualización y cosificación. Respecto a esto, la Dra. Guadalupe Ramos comenta lo siguiente:

“Cada vez estos eventos los promueven entre las niñas más pequeñitas y lo que generan son problemas graves en el tema de la hipersexualización de las niñas. Cada vez más jovencitas, y las vemos en esas competencias de ver quién es la más bonita y les hacemos creer que ése es el único camino que hay en la vida para poder ser “la mejor”. 4:50 ¿Si hay otras acciones qué realizar? Por supuesto. ¿Cuáles serían? Generar espacios de inclusión para que las personas más excluidas históricamente que hemos sido las niñas y las mujeres tengamos oportunidades de llegar a esos espacios de decisión política, económica, jurídica…ahí es donde debemos estar”.