Guadalajara, Jalisco.

A diario, Raúl Armando, quien tiene discapacidad visual, sortea las barreras de la ciudad: acceder a la educación, a la salud, a un sistema de transporte incluyente, a la vivienda y prácticamente a cualquier servicio público. Es decir, vive en un mundo discriminatorio que comparte con otras 380 mil personas con discapacidad en Jalisco.

Aunque Guadalajara presume una modernidad arquitectónica en lugares turísticos y en sus vialidades más transitadas, las calles de muchas colonias son inaccesibles: las banquetas están destruidas, con escombros, postes inclinados, basura y vehículos que entorpecen el paso, y sin cultura alguna para que pasen quienes van en silla de ruedas.

“De repente con personas que ponen sus negocios a media banqueta, el chofer de transporte publico que no se para en la parada del camión y que hay que andar correteando… son las cuestiones que nos afectan un poco, más que la arquitectura de la ciudad”.

La infraestructura incluyente en las colonias de Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque y Tonalá, donde vive la mayoría de personas con discapacidad en Jalisco, sigue siendo una deuda pendiente. Por ejemplo, a la colonia donde vive Raúl no ha llegado la modernidad y diario tiene el riesgo de sufrir un accidente.

Imagen ilustrativa. Foto de MART PRODUCTION: https://www.pexels.com/es-es/foto/hombre-mano-caminando-seguridad-8327663/

“Banquetas destruidas o de repente que ponen el poste a media banqueta o que se roban las tapas de las alcantarillas y eso definitivamente para nosotros, como ciegos, se vuelve algo muy complicado”.

El retraso que más percibe Raúl es en el sector salud y laboral por el trato que reciben al verlos como enfermos y no como personas.

Aunque él tiene dos carreras técnicas en programación computacional y preparación física, además de que practica judo y atletismo, le ha costado conseguir trabajo.

“Fui servidor público. Desafortunadamente, cambió la administración, se acabó el trabajo y con la administración actual no se ha logrado nada. Entonces, la familia tiene que seguir comiendo y hay que buscarle como se pueda. –¿Servidor público de dónde? – En Tlajomulco de Zúñiga”.

Raúl es padre de familia. Tiene tres hijos. Por las mañanas entrena y por las tardes trabaja en la esquina de la avenida Ávila Camacho y Federalismo vendiendo dulces.

Su única guía es un bastón. Él se pronuncia por que las personas con discapacidad formen parte de la toma de decisiones y cambien las políticas públicas que, a su vez, cambien su realidad.

Imagen ilustrativa. Foto de Eren Li: https://www.pexels.com/es-es/foto/textura-zapatos-superficie-sombra-7188737/

Porque sí: un atleta de alto rendimiento, que fue despedido por una decisión política y que además tiene preparación académica, hoy alimenta a tres pequeños con lo que gana vendiendo dulces en una esquina.

“Yo creo que la clave aquí para esto, desde mi perspectiva, es que las personas con discapacidad puedan participar en la creación de políticas públicas.

Es una tarea larga, ya lo vemos con el tema de las elecciones que se está buscando que haya participación en cuanto a los candidatos, que sean personas con algún tipo de discapacidad y se está trabajando en el tema, pero todavía no se logra”.

En esta lucha constante, Eneida, Eli de Jesús y Raúl coinciden en que, aunque mínima, sí hay una mejora en los entornos urbanos de Guadalajara, pero todavía es insuficiente la atención al transporte, a la salud, a la educación, al trabajo, a la información y comunicación y, sobre todo, al derecho a ser votado.

Y en medio de esta triste realidad, ¿Dónde está la Comisión Estatal de Derechos Humanos?

• Te invito a que no te pierdas la cuarta parte de este trabajo especial.