Un estudio recomienda políticas específicas contra la desinformación en cada país
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Londres, Reino Unido. 

Las políticas para combatir la desinformación deben ser específicas para cada país, según concluye una investigación que ha analizado las noticias falsas compartidas en una red social en Alemania, Francia, Italia y Reino Unido en torno a tres temas.

  • Los autores del estudio, recogido este miércoles la revista Plos One, analizan las informaciones replicadas por los usuarios de la red social Twitter (X, actualmente) de los citados países sobre tres temas concretos: el coronavirus, las vacunas contra ese virus y el Brexit.

En total, los investigadores de la Universidad de Venecia analizan más de 25 millones tuits publicados entre 2019 y 2021 en los cuatro países en los que se compartían informaciones de medios de comunicación sobre esos temas.

Para analizar si las noticias provienen de fuentes fiables o no, los autores han usado la herramienta NewsGuard, que puntúa a los medios en función de su credibilidad basándose en nueve criterios periodísticos.

El resultado general indica que en casi 2 millones de tuits de los más de 25 millones analizados

se compartían informaciones de medios no fiables sobre los tres temas estudiados.

  • Pero las variaciones por países son significativas: Alemania, por ejemplo, registró el porcentaje más alto de noticias compartidas de fuentes no fiables en los tres temas estudiados.

Francia ocupó el segundo lugar, seguida de Italia, mientras Reino Unido fue el país donde se replicó menos información falsa de los cuatro temas estudiados: de los más de 8 millones de tuits analizados en este país, solo algo más de 400.000 replicaban informaciones de medios no veraces.

Los investigadores aprecian notables diferencias en la expansión de la desinformación dependiendo del tema: Italia por ejemplo tuvo la menor proporción de réplicas de noticias falsas sobre el coronavirus, y, sin embargo, la mayor respecto al Brexit.

El análisis indica que los temas con los que se ceban las noticias falsas varían por países, por lo que los autores concluyen que las políticas para combatir la desinformación no son extrapolables y se deben centrar en las temáticas que más polarización social generan en cada país.