Pedro Sánchez promete generosidad a los independentistas catalanes
Fotografía: Pau Barrena - AFP




Madrid, España.

El socialista Pedro Sánchez, a quien el rey de España encomendó este martes que sea candidato a la investidura, prometió "generosidad" en las negociaciones con los independentistas catalanes, de los que depende para mantenerse en el poder.

Tras el fracaso de su rival, el conservador Alberto Núñez Feijóo, que la semana pasada no alcanzó el respaldo necesario de los diputados para ser investido, el rey de España Felipe VI le formuló este martes el encargo a Sánchez. 

La fecha del debate de investidura no está todavía fijada, pero el jefe de gobierno saliente tendrá hasta el 27 de noviembre para conseguir el respaldo del Parlamento. Si no lo logra, se convocarán automáticamente elecciones para mediados de enero.

Pese a terminar segundo en las legislativas del 23 de julio por detrás de Feijóo, Sánchez, en el poder desde 2018, parece más cerca que el líder del Partido Popular (PP, derecha) de conseguir aglutinar una mayoría de diputados en torno a su candidatura. 

El socialista cuenta ya con el apoyo de la extrema izquierda, con quien gobierna en coalición desde 2020, pero para lograr ser investido necesita también el respaldo indispensable del partido independentista catalán de Carles Puigdemont, que en los últimos años se ha opuesto sistemáticamente a su gobierno.  

Las negociaciones "van a ser complejas", reconoció el socialista, quien resaltó sin embargo su confianza en que logrará su objetivo.

Líder del intento de secesión de Cataluña en 2017, Puigdemont exigió el mes pasado desde Bélgica, donde se instaló para huir de la justicia española, la aprobación de una amnistía para los separatistas con causas judiciales, a cambio del apoyo de su formación.

Pero esa hipotética amnistía suscita no solo la indignación de la derecha española, sino también un cierto malestar dentro del propio Partido Socialista, que en el pasado se oponía frontalmente a ella. 

- Manifestación en Barcelona -

Para mostrar su desacuerdo a un eventual perdón, una entidad anti-independentista convocó para el domingo una manifestación en Barcelona, a la que también acudirán Feijóo y otros responsables del PP. 

Sánchez, de su lado, no pronunció este martes la palabra amnistía, pero sí justificó su mano tendida a negociar con los separatistas.

"No se puede presidir el gobierno de la nación sin entender la pluralidad política del Parlamento ni la diversidad territorial de la nación. Por lo tanto es la hora de la política (...), es la hora de la generosidad", insistió. 

Sánchez, quien llegó al poder menos de un año después del intento de secesión de esta rica región del noreste de España, ya accedió a varias peticiones de los independentistas catalanes, de los que una parte apoyaba a su gobierno en minoría en el Parlamento. 

Así indultó a sus dirigentes condenados a prisión y reformó el Código Penal para suprimir el delito de sedición por el que fueron perseguidos. Unas "concesiones" inaceptables para la derecha y la extrema derecha, que le consideran "rehén" de los separatistas.

"Cuando tomé la decisión de los indultos, yo confiaba en los efectos beneficiosos que iba a tener para la convivencia en Cataluña y también (para) superar lo sucedido en 2017", argumentó Sánchez el martes.

"Creo que humildemente lo estamos logrando, que la situación hoy en Cataluña nada tiene que ver con la situación que me encontré", al llegar al gobierno en 2018, indicó el socialista.

"Lo que quieren los catalanes y catalanas es pasar página de esa situación", añadió.

Sánchez reiteró, sin embargo, que la organización de un referéndum de autodeterminación es una línea roja, poco después de que los separatistas subieran la presión el viernes al pedir a las formaciones catalanas con representación en Madrid que "no den apoyo a una investidura de un futuro Gobierno español que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum".

  • Con Carles Puigdemont a la cabeza, el gobierno regional catalán organizó un referéndum de autodeterminación el 1 de octubre de 2017, pese a la prohibición de la justicia. Al escrutinio le siguió después una declaración unilateral de independencia que derivó en la peor crisis política vivida en España en décadas.