Después del desastre ecológico, San Pedro Valencia es casi un pueblo fantasma



Acatlán de Juárez, Jalisco.

San Pedro Valencia se convirtió en un pueblo fantasma. Los restaurantes que circundan la Presa de Hurtado, donde hace cuatro años murieron 550 toneladas de peces por la contaminación, ahora son negocios que rasguñan la sobrevivencia.

Han pasado cuatro años desde que se arrojaron 10 mil litros de melaza de caña en las aguas de la presa, lo que dejó sin oxígeno a los peces. Y ahora, estas son las consecuencias

Ubicada en el municipio de Acatlán de Juárez, a una hora de la capital jalisciense, la comunidad de San Pedro Valencia se resiste al negocio que por más de un siglo se usufructuó en estas zonas. Necesitan de turistas que vuelvan a confiar. Que hagan que el restaurante La Mojarra feliz vuelva a estar feliz. Que el Mirador se llene de turistas. Que reviva la palapa, el zarandeado de don Andrés, que los niños aprovechen sus domingos para lavar los carros de los visitantes.

Este domingo, apenas unas cuantas mesas fueron ocupadas en el restaurante El Mirador, el más popular de este pueblo de 400 personas que subsisten de la pesca y el turismo. Lejos quedaron los apoyos gubernamentales ofrecidos por la administración de Aristóteles Sandoval como gobernador e Ismael del Toro como ex alcalde de Tlajomulco.

Son cuatro años en los que la Presa de Hurtado ha comenzado a regenerarse. Más de la mitad de un sexenio y poco más de una administración municipal. Por eso muchos vecinos ya no creen en los gobiernos. Lo único que queda es esperar las lluvias, lo único que de verdad puede regenerar la laguna para que vuelva a tener vida. Y con la vida de la laguna, también vuelva la vida del pueblo.


Omar García