Lemoore, Estados Unidos.
¿Una ola perfecta en 30 segundos? La madre naturaleza no es tan generosa, pero una máquina puede garantizarlo.
En el medio de una zona rural de California, a más de 100 km del océano Pacífico, está el Surf Ranch (hato del surf), una instalación concebida por el legendario Kelly Slater, 11 veces campeón del mundo, que hoy sirve de prototipo que algún día podría servir para los Juegos Olímpicos.
El deporte debuta en Tokio-2020 como disciplina olímpica y justamente las olas no son las mejores en agosto.
El Surf Ranch está en el medio de la nada, desde fuera es difícil concebir que allí hay una piscina de 640 metros de largo, donde una máquina genera olas para surfistas profesionales.
En esta área se practicaba esquí acuático, pero hace años que esta tradición se abandonó.
Los lagos quedaron y eran perfectos para el proyecto que Slater concibió hace más de 10 años.
"Siempre pensé que si el surf llegaba a crecer tendría que ser en un ambiente controlado, al menos un porcentaje", dijo el surfista de 46 años a la AFP. "Lo veo como parte del futuro, es inevitable, pero no sé si será EL futuro. Creo que el océano es irreemplazable".
A diferencia de la mayoría de las competencias que se realizan en la playa, con una ventana de tiempo de hasta días, esperando que la madre naturaleza haga lo suyo, aquí la ola está garantizada a la hora convenida, un aspecto que en unos Juegos Olímpicos, por ejemplo, es perfecto para efectos de la transmisión por televisión.
La Liga Mundial de Surf (WSL, del inglés), que compró esta instalación y el concepto a Slater, comenzará a construir una instalación similar en Japón a finales de año, que pondrá a disposición del comité organizador de los Juegos de Tokio, señaló Sophie Goldschmidt, CEO de la organización.
"Esperamos terminarlo y probarlo a tiempo para que lo consideren" para 2020, señaló la ejecutiva, que confirmó lo que ya habían dicho otros surfistas: en agosto, las olas en Japón no son las mejores.
"En los Juegos la ventana es más pequeña" pero al final "no es una decisión de la WSL".
- "No se puede culpar al océano"
Slater será el fin de semana el capitán del equipo de Estados Unidos en un torneo de exhibición de la WSL, en el que también compiten Brasil, Australia, una delegación europea y otra selección representando al resto del mundo.
Parte de la élite del deporte estará reunida en esta tierra de vaqueros por el fin de semana, en un ambiente ajeno a su cotidianidad: un clima muy seco, con polvo y agua dulce, sin arena, palmeras y el sabor a sal.
Las líderes del ranking femenino Stephanie Gilmore (Australia) y Lakey Peterson (EEUU), el brasileño Gabriel Medina, y el veterano australiano Mick Fanning son solo algunos de los competidores.
El torneo fue bautizado Founder's Cup (Copa de los fundadores) en honor a los siete pioneros del surf profesional.
"Treinta segundos", anuncia un parlante antes de que la ola sea creada por una especie de locomotora azul ubicada a un costado de la piscina y que según su velocidad las hace más o menos altas, de 1,5 a 2,2 metros.
Y allí están los surfistas, listos para montarla como mejor les parezca.
"Es más fácil", admitió el brasileño Filipe Toledo, noveno en el ranking. "En el océano es más complicado porque dependes de la madre naturaleza, aquí es solo esperar, hay olas perfectas cada tres minutos", dijo a la AFP.
Pero por otro lado, siguió, "todos van a tener las mismas oportunidades, por lo que vencerá el mejor surfista y no el que cometa un error o no se arriesgue lo suficiente".
Gilmore estimó que es "más difícil" en el sentido de que si la actuación no es buena "no se puede culpar al océano".
La WSL insistió que el "surf de estadio" no sustituirá a las tradicionales competencias en la playa. "El océano es tan importante como nunca", dijo Goldschmidt.
Para Tokio, aún falta esperar. Slater aspirará a entrar en la selección estadounidense, aunque sabe que es difícil.
"Sería un gran honor, marcaría 40 años como competidor de surf".