Río de Janeiro, Brasil.
Aulio Nobrega no escucha nada cuando centenares de músicos entran tocando sus tambores en el Sambódromo de Rio de Janeiro o cuando miles de personas disfrazadas desfilan cantando, o cuando el público grita. Pero siente su vibración, literalmente.
"Las vibraciones son reales, las siento", dice Nobrega.
Este brasileño de 40 años trabaja para TV INES, un canal dirigido a personas sordas, donde los periodistas reportean en lenguaje de signos.
Su desafío la noche de este lunes es cubrir los desfiles de las escuelas de samba de Rio, famosos por sus altos niveles de decibelios.
Antes de cada desfile, un estruendo de fuegos artificiales anuncia que empieza una nueva escuela.
Luego, la batería de la escola arranca, con centenares de músicos tocando al unísono, con un sonido amplificado a todo volumen por altavoces.
Luego, más de 3 mil personas disfrazadas cantan con fuerza el himno de la escuela.
Y eso, antes de que las más de 70 mil personas en las gradas del Sambódromo coreen y animen a quienes desfilan por este estrecho estadio.
Toda la escena transcurre en silencio para Nobrega, pero debe ser descrita para sus telespectadores sordos.
Y aquí es cuando entran las vibraciones.
Nobrega dice que no hace falta que la música llegue a sus oídos porque le llega por todo el cuerpo.
"No escucho nada de la música, realmente nada, pero siento las vibraciones. Es como si fuera una fuerza que siento en mi piel", dijo a la AFP en lenguaje de signos, traducido por una de las intérpretes de TV INES.
"Es una experiencia realmente buena, realmente emocionante", asegura.
Fotografia: Daniel Ramalho - AFP
- Reducir los márgenes -
Brasil tiene un largo camino por recorrer para proporcionar ayuda adecuada a los deficientes auditivos, asegura Daniela Abreu, la intérprete de TV INES, que puede oír pero aprendió lenguaje de signos con sus padres sordos.
Por ejemplo, instituciones públicas como la policía no cuentan con intérpretes. "Tienes que llevar el tuyo", dice Abreu.
Los principales medios de comunicación brasileños, incluyendo la poderosa red Globo, ofrecen subtítulos en su programación pero no personas que traduzcan los contenidos en lenguaje de signos.
"El texto solo funciona si tienes suficiente educación. Mi madre, por ejemplo, no puede leer bien", explica esta carioca, de 35 años.
"Este tipo de personas son relegadas a los márgenes de la sociedad", cree.
TV INES empezó a emitir hace cinco años esperando alcanzar a esas personas olvidadas.
Sus vídeos suelen ser vistos por entre 10 mil y 13 mil personas, con una audiencia creciente entre los 10 millones de personas sordas de Brasil.
Esta fue la primera cobertura del famoso desfile en el Sambódromo.
"Es importante para la sociedad entender que hay esta diversidad", dijo Nobrega.
Mientras habla, la escuela de samba Unidos da Tijuca se prepara para entrar en la Avenida Marqués de Sapucaí: primero los fuegos, luego los tambores.
Para cualquiera que no sepa usar lenguaje de signos, intentar hablar es inútil.
Es el momento de Nobrega y su equipo de agarrar algunas vibraciones de samba.
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