Turistas sin saber qué hacer en un París desierto y atrincherado




Paris, Francia

En la céntrica y lujosa plaza Vendôme de París, completamente desierta, un turista neoyorkino se fuma un puro y observa con fatalismo la enorme fila de furgones de policía que custodian los alrededores, en una nueva jornada de protestas en toda Francia.

Este largo fin de semana en la Ciudad de la Luz iba a ser una sorpresa de cumpleaños para su mujer Carmela, que cumple 59 años. "Efectivamente, será inolvidable", comenta esta última en tono irónico.

Calles sin coches, museos y la Torre Eiffel cerrados, tiendas y cafés atrincherados: el centro turístico de la capital francesa parecía el sábado una ciudad fantasma teñida por dos colores dominantes, el amarillo de los chalecos de los manifestantes, emblema de las protestas, y el azul marino de la policía.

"Todo estaba cerrado. Así que celebramos mi cumpleaños con champán en el recibidor de nuestro hotel", el Westin, a solo unas decenas de metros de esta lujosa plaza, sonríe Carmela, que ha salido a "tomar el aire" con su marido después de un día encerrados.

Las escenas de guerrilla urbana que se vivieron el fin de semana pasado, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, no dejaron indiferente a Livio.

Antes de tomar el avión, llamó por teléfono al hotel. "Nos dijeron que todo había acabado, que no habría problemas. Una increíble mentira", se indigna este estadounidense, que vive en Long Island.

La pareja, que llegó el jueves, y a la que se le unieron dos amigos, tenía planeado desplazarse el sábado a las playas del desembarco de junio de 1944 en Normandía. "Mi padre combatió en Omaha Beach", cuenta Carmela.

Pero anularon la excursión debido a los bloqueos en las carreteras dirigidos desde hace tres semanas en todo el país por los "chalecos amarillos", que protestan contra la política fiscal y social del gobierno.