Vaticano.
El papa Francisco aceptó la renuncia del obispo nigeriano Peter Okpaleke, quien llevaba seis años sin poder entrar en su diócesis debido a que la población y los mismos curas lo rechazaban por pertenecer a otra etnia que la local.
El anuncio fue hecho este lunes por el Vaticano tras haber recibido hace varios días la renuncia del religioso.
Okpaleke fue designado en 2012 por el entonces papa Benedicto XVI y su nombramiento generó una situación inédita, ya que la población y los sacerdotes locales impidieron que tomara posesión del cargo por no pertenecer a la etnia mayoritaria del lugar, lo que para algunos resultaba un gesto discriminatorio.
"El Santo Padre aceptó la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Ahiara, Nigeria, presentado por el obispo Pedro Okpaleke", reza el comunicado del Vaticano en el que anuncia que el pontífice nombró a un administrador temporal para la diócesis.
En junio pasado, Francisco no pudo resolver el conflicto pese a que dio un plazo de 30 días a los sacerdotes nigerianos para que aceptaran el nombramiento del obispo Okpaleke, y para que le pidieran perdón, una exigencia que cumplieron completamente.
A pesar de esa intervención directa, el conflicto entre el obispo nombrado por el papa y los sacerdotes de su diócesis no se resolvió, lo que obligó al obispo Okpaleke a renunciar.
"Llegué al convencimiento, a conciencia, que seguir como obispo de Ahiara no beneficia a la Iglesia", escribió el obispo.
Francisco decidió "no aplicar las sanciones canónicas" contra los curas rebeldes, y pidió a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos que amoneste a cada cura de manera que "no se vuelvan a repetir estas acciones irracionales de oponerse a un prelado".