Los desplazados del sur de Gaza, condenados a arreglárselas para sobrevivir
Una fotografía aérea muestra a los palestinos desplazados que huyeron de Khan Yunis instalando un campamento en Rafah, más al sur, cerca de la frontera de la Franja de Gaza con Egipto, el 7 de diciembre de 2023, en medio de continuas batallas entre Israel y el grupo militante palestino Hamas. (Foto de MAHMUD HAMS / AFP)




Rafah, Territorios Palestinos.

En el extremo sur de Gaza, los desplazados palestinos se organizan como pueden, refugiándose bajo lonas de plástico a falta de tiendas de campaña, recogiendo ramas para encender fuego y con la sémola como único alimento a su alcance.

Miles de personas continúan huyendo de Jan Yunis, una gran ciudad del sur de la Franja de Gaza rodeada por el ejército israelí, hacia Rafah, a menos de 10 km más al sur, en la frontera con Egipto, cerrada.

Muchos de esos desplazados ya se habían tenido que echar a la carretera semanas atrás con sus parcas pertenencias para escapar a los bombardeos y a los combates en el norte del territorio entre Hamás e Israel. Ahora, se encuentran arrinconados en un perímetro cada vez más estrecho.

"Llegamos aquí sin refugio alguno, nos estuvo lloviendo toda la noche, no hay nada que comer, ni pan ni harina", cuenta a AFP Ghassan Bakr.

Los supermercados de Rafah, como los del resto de la Franja, están vacíos. En el mercado, los agricultores que aún pueden cultivar sus tierras venden tomates, cebollas, coles y otras verduras.

En una vereda, unos niños se abalanzan sobre una gran cazuela con sémola cocinada por una asociación caritativa y barren el fondo del recipiente con platos y botes de plástico.

"Los palestinos en Gaza viven en un horror absoluto que no hace más que empeorar", denunció el miércoles la ONU, que afirma que tres cuartos de los 2,4 millones de gazatíes a se vieron obligados a abandonar sus hogares desde que estalló la guerra, hace casi dos meses.

  • La guerra se desencadenó por el ataque que los milicianos de Hamás llevaron a cabo en territorio israelí el 7 de octubre, en el que 1.200 personas -civiles en su mayoría- murieron, según Israel.

En respuesta, Israel prometió "aniquilar" al movimiento islamista y lanzó una campaña de bombardeos y una operación terrestre en el enclave palestino, matando, según el gobierno de Hamás, a al menos 16.248 personas, más de un 70% de las cuales mujeres, niños y adolescentes.

"Sin techo, sin paredes" 

En un descampado arenoso, entre edificios en obras, florecieron en los últimos días varias tiendas de campaña artesanales, con el armazón hecho de láminas de madera. Entre tienda y tienda, cuelgan cuerdas para tender la ropa.

  • Por todas partes hay maletas, mantas polvorientas y trozos de madera amontonados para encender hogueras. Aquí y allá se ve a gente deambulando con bidones en busca de agua.

"Hubo bombardeos, destrucciones [...], amenazas y llamados a evacuar y salir de Jan Yunis. Pero ¿para ir adónde?", comenta Khamis al Dalu.

Más del 80% de los gazatíes son refugiados o descendientes de refugiados que se vieron obligados a abandonar sus tierras cuando se creó el Estado de Israel, en 1948.

"¡¿Adónde quieren que vayamos, por Dios?!", lanza Khamis al Dalu. "Nos hemos ido de Jan Yunis y ahora estamos en tiendas en Rafah, sin techo, sin paredes".

"Ciudadanos indefensos" 

Este miércoles, Jan Yunis también se vio sacudida por los combates. En sus calles desiertas, los pocos habitantes que quedaban caminaban entre los escombros dejados por los bombardeos israelíes, y los hospitales siguieron recibiendo heridos.

"Estábamos sentados y de repente ocurrió un bombardeo, una piedra me dio en la cabeza", dice Husein Abu Hamada.

"Estamos destrozados, mentalmente abrumados", apunta Amal Mahdi, que sobrevivió a un bombardeo. "Necesitamos a alguien a nuestro lado. Necesitamos que alguien nos encuentre una solución para salir de esta situación", agrega.

  • Por la tarde, el ejército israelí lanzó unas octavillas sobre la ciudad con un versículo del Corán impreso.

"El diluvio se los lleva porque fueron injustos", en alusión a la operación de los comandos de Hamás del 7 de octubre, apodada "Diluvio de Al Aqsa", por la mezquita considerada como el tercer lugar santo del islam en Jerusalén.

"¿Pero qué hemos hecho mal?", se pregunta Um Shadi Abu el Tarabeesh, un desplazado del norte de Gaza llegado a Rafah.

"No tenemos armas, no somos terroristas y no hacemos ningún daño. Somos ciudadanos indefensos, hemos buscado refugio de un lugar a otro ¿y ahora nos tiran esto? ¿Qué buscan estas palabras?", insiste.

AFP se puso en contacto con el ejército israelí para preguntarle acerca de los folletos, pero de momento no obtuvo respuesta.