Nueva York, Estados Unidos.
Las familias de las víctimas del tiroteo en la escuela Sandy Hook, uno de los peores de la historia de Estados Unidos, reactivaron este martes su batalla legal para que los fabricantes de armas sean considerados responsables de la masacre.
El 14 de diciembre de 2012, Adam Lanza asesinó a seis adultos y 20 niños, la mayoría de entre seis y siete años, en esta escuela situada en la ciudad de Newtown (Connecticut, noreste).
La matanza conmocionó a todo el país y abrió de nuevo el debate sobre el control de armas.
Una parte de las familias de los fallecidos regresó este martes a los tribunales para pedir a la justicia que revoque una decisión judicial del año pasado que desestima su demanda contra el fabricante del arma semiautomática usada.
Los familiares quieren que la empresa sea considerada responsable de negligencia y homicidio imprudente.
Los jueces de la Corte Suprema de Connecticut escucharon los argumentos de los abogados de las familias, el fabricante Remington, la tienda que vendió el arma a la madre del agresor y al distribuidor de armas Camfour.
Las familias alegan que el autor del tiroteo no podría haber perpetrado el ataque sin haber tenido acceso a un arma creada especialmente para uso militar en combate.
Las empresas estadounidenses, señalan los familiares, tienen la obligación de garantizar la seguridad pública.
"Lo que tenemos aquí es la conducta de una corporación que pensó que estaba por encima de la ley y sigue pensando que está por encima de la ley", señaló el abogado Joshua Koskoff.
El juez que desestimó la demanda afirmó que la ley federal protege a los fabricantes de armas en litigios si sus productos son usados durante un crimen.
"La ley debe ser aplicada sin pasión", replicó James Vogts, letrado de Remington.
Según dijo, millones de estadounidenses tienen la misma arma para cazar, practicar o defensa personal.
"El fabricante y los vendedores de las armas utilizadas por el criminal ese día no son legalmente responsables", reiteró Vogts.