Mérida.
Vestigios de deidades, objetos ceremoniales y códices mayas incinerados durante el "Auto de fe de Maní" en 1562 forman parte de la exposición “Idolos, persistencias y resistencias” en el Museo Regional de Antropología Palacio Cantón, en Mérida.
Tras 461 años de la destrucción de más de 100.000 objetos sagrados y 114 cajas con restos óseos de indígenas cristianos que fueron considerados idólatras encubiertos durante la inquisición, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) exhibe piezas recolectadas durante los trabajos de excavación.
Gracias a la tecnología, el visitante podrá “revivir” lo que sucedió en el Convento de San Miguel Arcángel en el siglo XVI y dimensionar lo que sufrieron los indígenas: 6.300 mayas investigados por sospecha de idolatría, 350 exhibidos en la procesión de "Auto de fe de Maní", 64 quemados en efigie y 84 que los obligaron a usar “sambenitos” como símbolo de vergüenza.
“La exposición es importante, porque ofrece un nuevo sentido crítico y analítico para entender el resultado de la investigación científica sobre documentos históricos y la evidencia material que fue encontrada en la cimentación de edificios que actualmente convergen en la plaza pública del municipio de Maní y en el convento”, explicó a EFE Arturo Chab Cárdenas, director del Centro INAH Yucatán.
En la muestra, que permanecerá abierta hasta mayo próximo, investigadores del INAH, la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), la Arquidiócesis y otras instituciones científicas y académicas hacen una valoración del suceso histórico que comandó Fray Diego de Landa Calderón.
El rescate de salvamentos arqueológicos y documentos históricos señalan que en la enorme hoguera del "Auto de fe de Maní" se destruyeron más de 100.00 esculturas de piedra, madera y barro; 27 códices mayas; 13 piedras utilizadas como altares; 22 piedras labradas; 197 vasijas para ofrendas y 114 cajas con restos óseos de indígenas mayas.
“En esta exposición podemos ver vestigios que fueron protagonistas de la hoguera y aunque no se puede recuperar el pasado, se puede buscar la preservación de la memoria y aprender de los errores para la construcción del mañana”, dijo el director del recinto, Bernardo Sarvide Primo.
PEDAZO DE HISTORIA
En mayo de 1562, Fray Diego de Landa recibió informes sobre un adoratorio indígena clandestino en una cueva de las inmediaciones de Maní.
Landa y sus frailes de la Orden Franciscana, como jueces de idolatría, iniciaron una investigación, cuyo resultado derivó en la aprehensión de los habitantes de la zona.
Durante un mes, los acusados fueron sometidos a la vergüenza pública, azotes y multas en monedas de oro.
De Landa, como juez de la inquisición, castigó también a nobles, caciques y maestros de la escuela de indios acusados de fomentar prácticas de paganismo y brujería.
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