Lyon, Francia.
El juicio al arzobispo y cardenal francés Philippe Barbarin y cinco exresponsables de su diócesis por no denunciar ante la justicia agresiones sexuales contra menores se inició este lunes con un rechazo del cardenal a las acusaciones en su contra.
"Nunca busqué ocultar, menos aun encubrir los hechos horribles", afirmó Barbarin en una declaración al tribunal correccional.
"No veo de que sea culpable", agregó tras señalar que sí "actuó".
El arzobispo Barbarin considera que incitó a que se presentara demanda contra el padre Bernard Preynat y a buscar a otras víctimas cuyos casos no hubieran prescrito, para lanzar un procedimiento judicial.
Los jueces trataron temas de procedimiento para luego dedicarse al fondo de la causa hasta el miércoles, deberán determinar si Barbarin y sus cinco coacusados reaccionaron como debían al enterarse de las acusaciones de agresiones sexuales contra menores de un cura de su diócesis.
Este caso salió a la luz en 2015 después de que varias víctimas, jóvenes scouts, denunciaran por abuso al padre Bernard Preynat por hechos cometidos entre 1986 y 1991.
Las víctimas presentaron también una denuncia contra Barbarin por no haber acudido a la justicia, pese a que estaba al tanto de los abusos.
Al entrar al tribunal bajo los flashes de decenas de cámaras, Barbarin, que es una de las principales figuras de la iglesia católica francesa, se sentó y se recogió durante unos minutos, con las manos juntas, antes del inicio de los debates.
Periodistas de todo el mundo estaban presentes en la sala para cubrir el juicio de este cardenal de 68 años que encarna en Francia la crisis de una Iglesia que se enfrenta en todo el mundo a escándalos de pedofilia y al silencio de la curia.
- Crisis histórica -
Fotografía: Jeff Pachoud - AFP
Los varios casos que se han registrado en Estados Unidos, Europa, Chile o Australia han sumido a la iglesia católica en una crisis de credibilidad histórica. Y cada vez son más las víctimas de agresiones sexuales pasadas que salen del silencio.
El papa Francisco, que apoya al cardenal Barbarin ante quienes piden que dimita, dijo el lunes en un discurso ante el cuerpo diplomático que "la Santa Sede y la Iglesia entera se comprometen a combatir y prevenir estos delitos y su disimulación".
El papa argentino convocó al Vaticano para finales de febrero a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo para una cumbre muy esperada sobre "la protección de los menores".
Además de Barbarin, Gardès y Brac de la Perrière, se sentarán en el banquillo de los acusados el ex responsable de un grupo de escucha a víctimas de curas, el exdirector de gabinete de Barbarin y un vicario episcopal que era el superior directo del padre Preynat.
El cardenal español Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estaba también entre los acusados pero el Vaticano ha alegado su inmunidad. Los denunciantes acusaban al español de complicidad, ya que en respuesta a una consulta de Barbarin en 2015 sobre el caso de Preynat, le aconsejó apartarlo discretamente.
Después de seis meses de investigación y seis horas de interrogatorio del cardenal de 68 años, la fiscalía de Lyon archivó el caso en 2016. Pero varias víctimas lanzaron un procedimiento de citación directa, que en Francia permite a una víctima recurrir directamente a un tribunal penal.
Barbarin, conocido por sus posiciones rígidas, sobre todo en cuanto al matrimonio gay, ha admitido que cometió errores y pidió perdón a las víctimas. "Apliqué lo que me dijeron en Roma, después todo el mundo me cayó encima", dijo en la última asamblea de obispos en Lourdes.
La defensa denuncia un ensañamiento y espera que el juicio "restablezca la verdad". "No se repara una injusticia con otra", advirtió uno de los abogados de Barbarin, Jean-Félix Luciani.
No denunciar una agresión sexual a un menor es un delito en Francia castigado con hasta tres años de cárcel y una multa 45 mil euros.