Berlín, Alemania.
El grupo alemán Bayer se convirtió este jueves en un gigante mundial de los pesticidas y las semillas al cerrar la compra de la compañía estadounidense Monsanto, con la intención de ofrecer una agricultura cada vez más estimulada por la biotecnología.
La adquisición por 63 mil millones de dólares (54 mil millones de euros), la mayor jamás realizada por una compañía alemana en el extranjero, fue anunciada por Bayer el jueves por la tarde en un comunicado, precisando que la integración concreta de Monsanto empezará "dentro de unos dos meses".
Según el acuerdo alcanzado en mayo con el departamento de Justicia de Estados Unidos en nombre del equilibrio de la competencia, Bayer tiene que cerrar primero la venta de 9 mil millones de dólares de sus actividades, que cederá principalmente a la compañía alemana BASF.
Una vez superada esta etapa, el irlandés Liam Condon, miembro del directorio de Bayer, tomará las riendas de la división agroquímica ("Crop Science") de la nueva empresa, convertida en líder mundial de las semillas, principalmente transgénicas, y de los productos fitosanitarios.
Una operación que conlleva "un alto riesgo para la reputación, pero también enormes oportunidades de mercado", resumía el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Bayer trató de disipar la polémica que rodea a la empresa estadounidense al anunciar el lunes la supresión de la marca "Monsanto", sinónimo para sus detractores de las peores facetas de la agroquímica y asociada a una serie de acciones judiciales.
Pero la operación es meramente cosmética: las marcas pertenecientes a Monsanto conservarán sus nombres, como Dekalb (semillas de maíz y colza), De Ruiter (semillas hortícolas) o Round Up, un controvertido herbicida acusado de ser nocivo para la salud.
Y Bayer, que insistió durante tiempo para convencer a Monsanto antes de lograr su visto bueno en septiembre de 2016, quiere aprovechar las enormes oportunidades generadas por la necesidad de producir más en superficies limitadas.