Guadalajara, Jalisco.
El jardín de El Santuario de la Virgen de Guadalupe permanece cercado. El cierre de avenida Alcalde por las obras de la línea tres del Tren Ligero desvía a los vehículos a la la calle Pedro Loza, donde el tránsito es lento y desesperante.
A las afueras de templo, ya son contados los puestos ambulantes, la mayoría ya no venden todos los días. Cada vez hay más cortinas de locales cerradas en la zona. Los tapatíos dejaron de ir a misa al Santuario y a comprar buñuelos, elotes, tamales o tortas de pierna a este tradicional barrio.
Los vecinos aseguran que el único que no deja de vender es el mercado negro de medicinas, ése siempre tendrá clientes en busca de medicamentos controlados.
El restaurante El Fogón, antes Carnes Asadas Rubén ya es historia. En la misma cuadra, La Morenita y Tortas Felipe luchan por no terminar con una tradición gastronómica de décadas.
Fotografía: Georgina García
El presidente de la Cámara de la Industria de Restaurantes, Jaime Santos advirtió que la caída de ventas en el Centro Histórico alcanza el 70%, sin que las autoridades pongan atención en el problema.
Según un estudio realizado por la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), 105 negocios han cerrado en el centro tapatío, el 80% se ubicaba en El Santuario.
Leticia Cabezas, con su puesto de cañas, ha sido testigo de cómo agoniza la actividad económica de ese barrio.
Con las obras del Tren Ligero, los servicios públicos como el alumbrado fueron abandonados y ha aumentado el robo en el área.
Mario Cordero, quien apenas saca para pagar la renta del local de su tienda de libros usados y revistas, únicamente espera que llegue la fecha prometida.