Por Tatiana Sánchez

Número de casos

La incidencia anual del Tumor de Wilms es general en todo el mundo: de 5 a 7.8 por millón en menores de 15 años, afectando en mayor medida a niños de entre uno y cuatro años. Aunque en México no existen datos precisos, este parece ser el tumor sólido extracraneal más frecuente, representando aproximadamente el 1 % de los casos y siguiendo un patrón autosómico dominante con penetrancia variable, que se asocia frecuentemente con aniridia bilateral (ausencia del iris), malformaciones del tracto urinario y retardo mental en aproximadamente 500 casos por año.

De acuerdo con Norma Angélica Valadez Ramírez, médica y coordinadora del programa de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia de la Secretaría de Salud en la Región Sanitaria 02, tampoco existe una estadística concreta con respecto al Tumor de Wilms en esta región.

“A nivel regional no tenemos estadísticas muy concretas, hay un registro nacional (de) cáncer en el que en el año 2016 nos mencionaban en general para la región sanitaria, 52 niños menores de 18 años con cáncer. Se está implementando apenas este registro, pero no tenemos una estadística concreta, solamente conocemos que son 52 hasta ese año, tampoco conocemos exactamente en qué municipios están y el tipo de cáncer más frecuente.[…] Aunque lo más frecuente se presenta a nivel Jalisco, a nivel nacional, son la leucemia, que es la principal causa de cáncer en los niños, tumores fuera del sistema nervioso central es otro de los tipos de cáncer más frecuente, en cuanto al tumor de Wilms, estamos hablando que en México es el 6 % de todas la neoplasias de todos los tipos de cáncer (en la niñez)”, señala.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de esta enfermedad corre a cargo de personal médico de la Secretaría de Salud, donde al realizar un examen físico del niño se revela mediante un ultrasonido la presencia de una masa abdominal.​ De confirmarse un tumor de origen renal, debe referirse de inmediato referir a un oncólogo pediatra con experiencia quirúrgica.

“En la Secretaría de Salud llevamos un sistema de vigilancia, tenemos un programa en el que tratamos de hacer la sospecha de cáncer en todos los niños desde nacimiento hasta los 18 años, y normalmente lo que hacemos en las unidades de primer nivel es la detención o la sospecha y lo referimos a una unidad médica especializada. Si nosotros sospechamos que  nuestro paciente puede tener cáncer lo referimos, no nos complicamos en hacer estudios muy de especialidad porque estos estudios se los hacen en estas unidades médicas. Enviamos al paciente para que le realicen todos los estudios y el tratamiento adecuado”.

Luego del diagnóstico referido a los pacientes, el tratamiento a seguir depende de la extensión y estado del tumor, por lo que en algunas ocasiones es necesaria la extirpación quirúrgica, la radio terapia y la quimioterapia:

“El tratamiento de estos niños pude incluir quimioterapia, puede ser también a través de una cirugía y radio terapia, esto nos va a permitir reducir el estadio de la enfermedad pero sí es importante llevar un protocolo. […] Normalmente estos son los tipos de tratamiento, aquí es importante vigilar que este tumor no tenga alguna residida porque también de eso depende la sobrevida del paciente, normalmente puede tener alguna metástasis o puede diseminarse a otros órganos, es cáncer, entonces sí es importante llevar una adecuada vigilancia y tratamiento para que el niño tenga mejor pronóstico de vida”.

Valadez Ramírez comparte que si bien es cierto que este cáncer puede llegar a tener metástasis o salirse del riñón e invadir otros órganos, cuando se detecta a tiempo y se lleva a cabo el tratamiento adecuado, el porcentaje de sobrevida oscila entre el 60 y 90 % de pacientes que logran vencerlo. Por ese motivo, reitera la importancia de que los padres de familia, maestros y personas que tengan a su cargo a niños y niñas de entre uno y cinco años, a mantenerse alertas sobre cualquier síntoma, así como acudir a revisión si se tiene alguna sospecha.