Una generación de niños destruida por la guerra de Sudán
Ebrahim HAMID / AFP




Port Sudán, Sudán. 

Amna Ishaq ya no puede alimentar a sus hijos "más de una vez por día, y a veces ni una", consecuencia de la devastadora guerra en Sudán.

"Todos estamos enfermos junto a nuestros hijos. No tenemos nada que comer y el agua que conseguimos está contaminada",

comentó Ishaq en un campamento para desplazados en la región occidental de Darfur, donde todavía se recuerda la hambruna provocada por un conflicto armado anterior que duró del 2003 hasta el 2020.

  • "Una generación entera podría ser destruida" por esta nueva guerra, advirtió la ONU.

Millones de niños desplazados pasan hambre o, amenazados de muerte, son forzados a combatir o a contraer matrimonio, advirtió la ONU.

Cuando estalló la guerra el 15 de abril de 2023 entre el ejército de Abdel Fattah al Burhan y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), diplomáticos y trabajadores humanitarios abandonaron el país y dejaron de atender a los más vulnerables.

  • Saqueos, combates, ataques aéreos y carreteras cortadas por facciones en pugna dejaron aisladas a todas las regiones de Sudán, un país en el noreste africano más extenso que Perú.

La ONU ha dicho que sólo ha podido acceder al 10% de los 48 millones de habitantes, con el país al borde de una hambruna.

En Otach, un campamento de desplazados instalado hace dos décadas en Darfur del Sur, donde Ishaq se refugió con su familia, ya no llegan raciones de papilla de maíz.

Unos "222.000 niños podrían morir de hambre en unas semanas o meses",

y "más de 700.000 (morirán) este año", alertó la ONU.

Según Médicos Sin Fronteras (MSF), al menos un niño muere cada dos horas solo en el campo de desplazados de Zamzam, en Darfur del Norte.

Y en el campo de Kalma, en Darfur del Sur, el grupo humanitario Alight afirmó que "más de dos niños mueren cada 12 horas".