Un crematorio de Hong Kong ofrece consuelo a las familias de los fetos no nacidos
En Hong Kong, un crematorio para fetos muertos con menos de seis meses de gestación ofrece consuelo a las familias, que hasta 2018 no recibían sus restos para darles un último adiós. Peter PARKS / AFP




Hong Kong, China.

Inaugurado en 2022, el crematorio Home of Forever Love, un edificio de color terracota rodeado de vegetación, ofrece cremaciones gratuitas para los fetos de menos de 24 semanas de gestación.

"La primera misión es calmar el dolor" de las familias en una ceremonia de despedida, asegura Benny Lee, director de BREADstudio, que diseñó el edificio que acoge esta instalación única en Hong Kong.

Sus líneas curvas y arqueadas y su entorno repleto de frondosa vegetación contrastan con el rocoso cementerio que se extiende a continuación. Un sinuoso camino conduce a un jardín donde pueden esparcirse las cenizas.

"Queremos que las familias sientan que su ser querido no va a un vertedero, sino que vuelve a la naturaleza", dice el cofundador Paul Mui.

  • El proceso de cremación recrea el ritual de poner a dormir a un bebé.

Una caja con los restos del feto se coloca en la cámara interior de un pequeño altar. Entonces, los padres pueden apagar las luces y cerrar las puertas de madera, "como si estuvieran poniendo el bebé a dormir", explica Lee a la AFP.

Aunque esta es la única iniciativa en Hong Kong que ofrece servicios de cremación para estos casos, el gobierno también pone los cementerios públicos a disposición de los padres de bebés no nacidos.

En uno de estos situado al este de Hong Kong, Lok encontró un lugar de descanso para su bebé perdido en un aborto a las 20 semanas.

El suelo del jardín del cementerio está dividido en pequeñas parcelas, cada una de ellas marcadas con un juguete o un objeto simbólico.

Lok reconoce la suya por una piedra con un dibujo de un elefante durmiendo y las palabras: "En cariñoso recuerdo de nuestro precioso hijo Luka".

Lok, que habla con la AFP bajo seudónimo para salvaguardar su privacidad, lleva siempre una réplica de la piedra con ella.

"Disponer de un funeral me ayudó a sentir consuelo. Cuando todo estuvo arreglado, fue como un cierre para mí", admite Lok. "No quieres que el cuerpo de tus familiares sea tratado como residuos de los que deshacerse", dice.

"Residuos clínicos" 

Las cremaciones o los entierros para fetos productos de aborto no fueron siempre una opción disponible en Hong Kong.

Hasta 2018, Hong Kong estipulaba que los restos de fetos de menos de 24 semanas tenían que ser tratados como "residuos clínicos" y desechados en vertederos.

La cuestión saltó al debate público en 2017, cuando una pareja denunció que no les habían dejado recuperar los restos de su feto de 16 semanas para un entierro o una cremación.

Tse Mei-yee, que sufrió dos abortos espontáneos, explica que las noticias de ese caso le despertaron dolorosos recuerdos.

"Es un tema tabú: nadie habla de ello y nadie conoce esta regla. (El personal del hospital) dice a los padres: 'Nosotros trataremos a tu bebé como es debido'", dice Tse a la AFP.

"Pero para los hospitales, esto significa tratarlo debidamente como residuo clínico", señala.

"Doble herida" 

La mujer creó el "Grupo de preocupación por bebés pequeños" para ayudar a los padres que intentaban recuperar los restos de sus niños no nacidos.

También presionó al gobierno con una propuesta firmada por más de 10.000 doctores, enfermeros y líderes religiosos que provocaría un cambio de normativa.

En 2018, el gobierno modificó la regulación y estableció que todos los fetos, incluso los no reclamados por las familias, pudieran ser cremados gratuitamente.

"Es importante", afirma Lok.

Para ella, que su pequeño hubiera sido tratado como residuo clínico "sería como un doble herida que haría la experiencia todavía más traumática".

Lok había comprado dos huevos de peluches durante su embarazo. Después de despedirse de su "huevecito", abrió una cuenta de Instagram dedicada a Luka.

En ella publica fotos del peluche en distintas ubicaciones: frente a un cerezo en Japón, tomando el tren en Taiwán o cruzando un puente en Corea.

"Uno está enterrado con él. El otro viaja por el mundo con nosotros", explica.