Las Cruces: punto de encuentro entre culturas




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Por Paúl Martínez Facio

Enclavada en la zona limítrofe entre León y la Unión de San Antonio, se encuentra La delegación de Las Cruces,  perteneciente al municipio de Lagos de Moreno. El asentamiento surge destinado a un uso agrícola, y como parte del proyecto colonizador español para la zona del valle de Pechititán. Al respecto, el cronista Mario Gómez Mata narra lo siguiente:

«La delegación de Las Cruces tiene su origen en la colonización española del siglo XVI del Valle de Pechichitán, como se conoció esta zona antes de la fundación de la Villa de españoles de Santa María de los Lagos, hoy Lagos de Moreno. Los primeros poblamientos españoles en esta zona son a través de estancias agrícolas y ganaderas, e inclusive surgieron antes que la propia fundación de nuestra ciudad».

De esta manera  surge la Hacienda de San José de Las Cruces, posteriormente se construye la primera capilla, hacia el siglo XVII con licencia del obispado de la Nueva Galicia, para misas, bautizos y prácticamente todos los servicios religiosos. Aunque su origen y su principal actividad ha sido siempre la agricultura, Las Cruces pronto cobró importancia no sólo por su producción agrícola, sino en buena medida por su estratégica posición geográfica.

«La Hacienda de las Cruces, que luego va a cobrar mucha importancia porque estaba en el trayecto del Camino Real de Tierra Adentro, México-Zacatecas, el camino de la plata, y precisamente por ese punto era la entrada, a través de lo que hoy se conoce como la hacienda Cantera de Torres, a la Hacienda de Las Cruces. Todo un trajinar de mercancía, el que se realizaba por el Camino Real de la Tierra Adentro, que ingresaba hacia el territorio del valle de Santa María de los Lagos, justo por el punto de la Hacienda de Las Cruces», cuenta el cronista.

ENTRADA LAS CRUCES

La Hacienda de las Cruces era un lugar donde los andantes de este Camino Real paraban a descansar, calidad que hasta la fecha conserva, pues la delegación ofrece, desde entonces y hasta ahora, pozas de aguas termales.

Los viajantes cambiaron al tiempo, más no la vocación auxiliadora de la comunidad, pues para la segunda mitad del siglo XVII, no será la plata, sino la fe, la que llenará de viajeros la comunidad de Las Cruces, miles de peregrinos que año con año, hasta la fecha, toman reposo para continuar su camino hasta San Juan de los Lagos, como señala Mario Gómez Mata:

«A partir del primer milagro de la Virgen de San Juan, ese camino va a aumentar todavía más el tráfico humano, se crea una gran ruta de peregrinaje, a visitar la imagen de la Virgen de San Juan, y el camino de Las Cruces fue el ingreso para toda esa gran masa de peregrinos que provenía del oriente de la Nueva España, de las diferentes ciudades y villas españolas, así como de gran cantidad de poblados indígenas que también sus habitantes acudían a visitar a la Virgen de San Juan».

Las Cruces fue la puerta de entrada a la Villa de Santa María de los Lagos, no sólo para anónimos visitantes, sino también para altos personajes que iluminaron la Historia Mexicana:

«Por ahí entró nada menos que Don Miguel Hidalgo y Costilla, cuando visitó Lagos para las fiestas de 1808, por ahí ingresó él, cuando era cura de Dolores Hidalgo».

Esta delegación ha atestiguado también momentos oscuros para aquellos que con la comunidad cruzaron sus caminos. Mario Gómez Mata complementa sobre el paso del Cura de Dolores:

«Y por ese punto salió Don Miguel Hidalgo y Costilla, pero ya sólo su cabeza, como ustedes recuerdan, Don Miguel Hidalgo y Costilla fue fusilado, allá en Chihuahua, luego de ser capturado allá en Acatita de Baján, y fusilaron y decapitaron».

Para aquellos que admiten que en el nombre se lleva el destino, Las Cruces bien puede ser un ejemplo de ello. Fundada sobre un asentamiento previo, las Cruces significó el punto de encuentro entre dos culturas, dos lenguas y dos universos significantes, aunque no es posible precisarlo, comenta el maestro Mario Gómez Mata, el nombre pudo ser, una curiosa coincidencia:

«Yo me imagino que el nombre de Las Cruces, porque todavía no he encontrado un documento que me indique por qué se le impuso este nombre, pero Las Cruces, de color verde, porque eran las que conjuraban al diablo, se colocaban encima de grandes monolitos, o templos prehispánicos que los españoles llamaban “cuz” que era de “cuez” templo en náhuatl, en las descripciones que yo he visto en esa zona también hubo sitios prehispánicos de culturas que existieron del año del 1024 hacia atrás».

Las Cruces conserva en la actualidad su calidad de sitio de descanso, todo el año, pero especialmente para las fiestas de la Candelaria y durante Semana Santa, recibe peregrinos venidos desde el Estado de México y buena parte de El Bajío, que reposan su camino y refrescan su fe, en esta comunidad, antes de emprender el último trayecto hasta el Santuario de San Juan