Entre mercadotecnia y democracia




Por Paúl Martínez Facio

El actual proceso electoral ha estado marcado por el establecimiento de convenios de coalición entre los distintos partidos políticos, algo que por principio pareciera tener en su base una incongruencia ideológica y que podría entenderse como un cambio en el modo en que los partidos ven la contienda electoral, la cual han afrontado desde una perspectiva pragmática, mucho más cercana a la mercadotecnia que a la discusión ideológica, situación que evidencia el mal estado de salud en que se encuentran estas instituciones.

Lo anterior, de acuerdo con el doctor en Sociología, Raúl Valencia Ruíz, quien comparte al respecto:

«La salud de las instituciones democráticas es muy mala, y me parece que el adjetivo que utilizas para referirte a esta competencia electoral como “mercado”, es muy adecuado, porque finalmente eso es como los políticos, o los partidos, o los candidatos, contemplan la competencia electoral, como un “mercado de votos”».

Y es que para el analista, la visión que permite la existencia de coaliciones antes impensables, responde a una estrategia en la que se contempla al electorado desde una perspectiva clientelar, pues apunta, existe un número específico de votantes sobre los cuales los partidos diseñan sus campañas para acceder al voto. Situación que califica como grave:

«Es muy grave que las campañas están diseñadas para acceder a ese mercado de votos,  es decir, ya no es necesario tener una línea programática, una base ideológica, porque finalmente la estrategia no obtiene beneficios el de que tú defiendas una ideología de partido, sino que tienes que encontrar un discurso que te permita acceder a ese mercado de votos», comparte.

Respecto a cómo podríamos entender las alianzas entre partidos antes antagónicos, o de principios por esencia irreconciliables, afirma que ésto responde a un discurso clientelar, en el que las coaliciones pretenden sumar su “voto duro” o captar el de sus adversarios. Sin embargo, señala, la creación de coaliciones no define en absoluto los resultados de la elección, pues hay que considerar una variable importante, que será la inclusión de los nuevos votantes:

«Entonces hablamos de que si los partidos confían en la disciplina de su “voto duro”, consideran la posibilidad de ganar electores gracias a las fuerzas políticas con las que están coaligados, o bien en el descredito de sus oponentes se traslade hacia ellos, pero está este factor de los nuevos votantes, no tenemos, nosotros información que nos permita establecer un escenario posible sobre si los nuevos votantes, uno, votarán, y dos, a favor de quién emitirán el voto».

Para Valencia Ruiz, el hecho de ver las elecciones desde una perspectiva pragmática, no simplifica el modo en que se hace política, pues desde su perspectiva, los partidos tendrán que sofisticar el modo en que se acerquen al electorado:

«El hecho de ver las elecciones como un “mercado de voto” desvirtúa la calidad de las instituciones democráticas, pero también esto requiere un grado de sofisticación en las estrategias, ¿por qué? Porque todas estas variables hay que tratar de incluirlas a la hora de diseñar una estrategia, es decir, los partidos no pueden confiar solamente en su voto duro, aquellos que sobre todo tienen opciones reales de ganar», añade el doctor en Sociología

Puntualiza, el hecho de que las coaliciones nacionales no operen en todos los niveles de participación política, hace evidente que existe poca consideración en los aparatos locales para el ejercicio del poder.