Decadencia en ordeña y agricultura por falta de apoyos para el campo




Por Tatiana Sánchez

Por su población, Miranda del Refugio, también conocida como El Llano de Miranda, es la delegación rural más pequeña del municipio. De acuerdo con José Zermeño Martín, delegado, en el lugar viven alrededor de 300 personas y las principales actividades económicas son la ordeña y la agricultura de temporal. Misma que, los últimos años, han venido decayendo debido al aumento en los costos de la gasolina, el diésel, y sobre todo a la falta de apoyos por parte de las autoridades correspondientes.

Martin Ortiz, agricultor y ganadero, así como José Zermeño, externan su preocupación al respecto e incluso, se dicen a favor  de las demandas de los productores lecheros de la región, quienes únicamente exigen un precio justo para su producto:

Martín Ortiz: “A la ganadería, la agricultura, ahorita traemos problemas con la leche, que no nos la quieren pagar, o sea supuestamente andan en manifestaciones, que quieren que nos la paguen a ocho pesos. Hace poquito el presidente de la Ganadera de Lagos nos dijo que fuéramos a las casetas a Encarnación de Díaz (La Chona), a Jalostotitlán, y ahí les dijeron que les iba a dar 48 horas  y no ha habido ninguna solución”.

José Zermeño: “Estamos para llorar, porque a nosotros nos cuesta producir un litro de leche cinco pesos. Lo que nosotros gastamos para llevarla para allá, en enfriarla, nos sale como a cinco veinte, cinco treinta, casi salimos al parejo. Y sí, en eso si estamos mal, la verdad. […] Ahí está, no es que uno lo invente, ¿Cuánto tienen las casetas ya tomadas? que dejan el peaje libre. Por lo mismo, porque se exige un mayor precio al producto. Los insumos carísimos y lo que uno produce nunca sube”.

Aumento en los precios producción

Por si fuera poco, las personas que se dedican a la ordeña en esta delegación, se topan con otras trabas con respecto a su trabajo, ya que para poder alimentar a sus vacas, deben cultivar basándose en el temporal, lo que hace que la producción en muchos casos no sea la óptima debido a que depende de las lluvias y los obliga a invertir en otro tipo de alimentos.

En esa cuestión, sí, el forraje está bien caro, la pastura, el diésel, para sembrar y todo. Y pues (la leche la compran) a tres, cuatro, cinco pesos, ¿qué hace uno?... […] y  ellos la dan a diecinueve, porque así vale en la tienda. No es justo, ¿Ellos cuánto le meten ahí?... y aparte ya le quitaron muchas cosas a esa leche, ya le quitaron crema, pila de cosas. Nomás está pintada la leche, nomás que a la gente la tienen engañada”.

Por otro lado, la falta de oportunidades vulnera aun más la economía de la comunidad, pues de acuerdo con lo que comparten algunas vecinas, son muy pocas las alternativas de empleo cerca de la comunidad:

“Este rancho está bien regadísimo, no hay recursos aquí, no hay de que vivir, no hay trabajos. Están las granjas, pero para mucha gente no es opción, mucha gente no aspira a las granjas, aspira a algo mejor”.

“Casi no hay trabajo, ahorita lo único que hay son las granjas, es que no hay ingresos de nada, más que por los trabajitos esos de las granjas”.

Los motivos por los que casi ningún habitante ve como opción de empleo las granjas porcinas y avícolas que se han instalado por la zona, son la distancia a la que se encuentran y porque consideran que allí no contarían con buenas prestaciones.