Guadalajara, Jalisco.

Sin director, ni recursos, con los trolebuses inertes en un cementerio de recuerdos y ahora con el destino más que resuelto: el Sistema de Transporte Colectivo de la Zona Metropolitana de Guadalajara está a un paso de extinguirse. La auditoría realizada en el año 2016 a la paraestatal hecha por la Contraloría le pone cifras a las malas decisiones tomadas en la presente administración.

Hasta abril del 2016, la paraestatal tenía adeudos acumulados por 498 millones de pesos.

Fotografía: Omar García

Fotografía: Omar García

De ese dinero, el 54% corresponde a dinero mal gastado durante la administración de Javier Contreras Gutiérrez, quien fuera el director del Sistecozome hasta el pasado mes de mayo, y por el que cobraba 120 mil pesos mensuales como sueldo.

En la auditoria, al que este medio tuvo acceso, se desprenden gastos excesivos y descontrolados.

Por ejemplo, la contratación irregular de 28 personas sin la aprobación del consejo de administración, el despido irregular de casi 200 personas que dejaron quebrantos financieros por 22 millones de pesos en laudos, la contratación de asesorías jurídicas y financieras a despachos privados, cuando la paraestatal tenía abogados y contadores fiscalistas en su nómina.

Fotografía: Omar García

Los adeudos al IMSS y al Instituto de Pensiones superan los 150 millones de pesos y resaltan hasta las deudas que la paraestatal contrató con la SEPAF, utilizando la administración pública como banco de préstamo, y que superan los 125 millones de pesos.

En pocas palabras, 54 de cada 100 pesos que adeuda el Sistecozome se contrataron en la presente administración.

Con la aprobación en comisiones de la extinción del Sistecozome, concluye una empresa estatal que sobrevivió más de 40 años y vio pasar 7 gobernadores. Una empresa que  hasta el día de hoy ofrece el servicio de transporte en 120 rutas, de acuerdo con un informe del Instituto de Movilidad, y que hasta el mes de abril pasado, tenía en la nómina a poco más de 500 personas.

Esta es la radiografía del Sistecozome, una empresa que como hubiera querido esta administración, no llegó ser de clase mundial.